CAPITULO LXXIII

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mood ring – cannons ❤

Veía a María José vagar en si, muy lejos de si, a decir verdad; creía que aún estaba asimilando lo que estaba pasando pero eso solo me hacía pensar en cosas para distraerla, para que podamos estar juntas y para que ella se relajara. Eran las seis y media y ella estaba sentada junto al sofá que puse a la ventana, me había dado una ducha y cuando salí por la ausencia de ruido la vi perdida, de nuevo.

Me preocupaba.

– ¿a quién espías? – le dije desde el pie de la puerta

– a unos dos chicos que se van caminando en esa calle, se cogieron de la mano y reían sin parar, me llamó la atención – dijo despreocupada

Tenía aún la bata de baño y fui a donde ella para sentarme en sus piernas y acariciarle un rato.

Cuando ella se sentó correctamente para recibirme sacó una risita, no fastidiada y con hartazgo, si no de cansancio y de felicidad. Sin embargo esas dos palabras eran una combinación terrible y por supuesto yo sabía eso.

Acaricie su cabello mientras ella bebía la copa de vino, parecía ya haberse servido por lo menos dos y estar relajándose en este espacio; yo no sabía que creer.

– ¿quieres ayudarme a escoger el atuendo?

– ¿no tienes nada planeado? Joder, que hablando de eso yo no he bajado la maleta del auto. – me miró directo a los ojos, cristalinos y muy ajenos a mi.

Eran verdes oscuros y tenían un toque de amarillo, por la claridad de la luz con la bata que reflejaba precioso. Pero ella seguía perdida.

– ¿entonces?

– beberé esta última copa y voy contigo – tenía ganas de que dejara la copa y que viniera conmigo. Mi instinto conservador quería llevarla a la cama y allí hacernos lo que fuera.

– María José... – le susurre acariciando el borde de su blusa blanca manga larga de botones... – ¿en serio quieres beber esa copa? – empecé a desabotonar su blusa y se echó a reír...

– Mi amor... – dijo cuando me puse de pie, se quedó atónita cuando me quité la bata y sentí sonrojarme completamente. Pero no importaba. Estaba sedienta de ella como si fuera agua en el desierto o agua en el incendio, excepto que ella no me apagaba, si no todo lo contrario. Me arrodillé frente a ella que tenía la boca semi abierta, se inclinó un poco y mordí ligeramente su labio. La deseaba tanto, tanto...

Me beso delicada y con eso estaba hecho todo lo demás... quería disfrutarnos, quería que nuestros pies estuvieran en ese piso pero lo que sea que sintiéramos flotara. Estaba siendo muy romántica, bastante y posiblemente me iba a dar un sopetón. Pero tenía la certeza de que ella me protegería y que protegería mi corazón pasara lo que pasara.

– quítate la blusa – le ordené. Así lo hizo empezó a desabotonar cada pieza con delicadeza, los dedos, con el roce de los botones y la tela, me ponían loca, estaba totalmente mojada ya. El sostén de infarto, era blanco y con encaje, perfecto para su piel Morena. Tiro la blusa a lo lejos del sofá – mía... – le dije acercándome aún arrodillada ante ella. Pose mis manos en su busto y con besos húmedos fui bajando a su abdomen. Bajé cada tirante del sostén aunque ella, muy aprisa se lo desabrochó así que me dejó ver bien lo que me encantaba de ella.

Le di la suficiente atención a cada uno, chupe e hice que suplicara piedad hasta que en un falso movimiento toque su miembro. Más bien intencionado. Gimió tan alto y tan hermoso. Quite el cinturón y el botón... baje lentamente el pantalón. Se le veía de infarto, el trasero y las bonitas caderas que tiene. Pero solo pude pensar en que cuando lo vi lo quería arrancar si me fuera posible con los dientes. La braga "Uff"

LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora