Me siento tan cómoda donde estoy pero alguien está sacudiéndome y hablándome como si eso le dependiera la vida, me volteo para evitarle, que necedad de sacarme de aquí. Mi sueño aún es visible y puedo ver qué estoy en la playa, en una de España. La que más extraño, Ribadeo- Galicia. He ido con Paulina hace mucho tiempo, exactamente tres años, no es tanto pero extraño bastante. Sentada en la arena con los pies sumergidos en ella, escuchando el fino oleaje que viene desde el mar mientras Paulina está sentada aún lado mío, se que es ella por la ligera contorsion de su cuerpo delgado y claro de color. Aunque está volteando a otro lugar y el sombrero le cubre la cara. Se que estoy soñando pero no quiero irme nunca.
- Maria Jose, tienes que despertar. - dice una voz conocida al fondo.
- no, porfavor - abro los ojos por fin, abandonando el sueño y sintiéndome de mal humor. - matame porfavor - los ojos me pesan pero no me siento mal.
- tenemos que ir por Bruno, corazón. - se me acuerda que en verdad dijimos que saldríamos a cenar. Genial.
Me volteo y quedó de frente a ella que está sentada cruzando las piernas.
- que hermosos ojos tienes, princesa - acaricia mi cara y tomo la misma para besarle tierno.
- ¿qué hora es?
- No es muy tarde, las ocho y pico... - se baja de la cama y se pone los zapatos.
Igual me voy poniendo en posición para sentarme, mi cabello rubio cae por mi cara, está revuelto y algo enredado.
Cuando me siento mejor voy al baño, a hacer mis necesidades, para cuándo salgo Paulina ya no está en la habitación ya me he peinado y puesto un Pans, espero sea algo casual por qué, quiero regresar a casa a dormir hoy si.
En la sala Paulina habla por teléfono; está sentada jugando con la orilla de punta que el suéter color azul tiene, solo escucho confirmaciones y no le interrumpo, seguro es algo del trabajo o de sus hermanos, que raro si no fuera de eso. Voy a la cocina por un poco de agua y tal vez algo de fruta. Escojo una manzana y salgo de nuevo para dónde está.
- ¿Que paso? - le pregunto para después morder la manzana.
- en el camino te explico, es complicado. - se ve agitada y un tanto preocupada.
- en mi coche, no quiero que conduzcas así...
Al salir de la casa veo a Paulina de reojo, perdida de nuevo en miles de pensamientos. Me mata verla así, no soporto tan siquiera tolerar la idea de que no puede con los ataques de pánico...
- cariño, si quieres voy por Bruno y tú quédate en casa...
- ¡no! - me detiene al instante de lo que digo. - estoy bien ya vámonos.
Nos subimos a la camioneta, se ve tensa y eso me tensa a mi.
El trayecto es calmado y prefiero no presionar hasta que ella sola pueda decirme que pasa. Hasta que habla, hasta que por fin habla.
- Siento, mi actitud perdón... - cierra los ojos y respira pesado. - acaban de encontrar una nota de amenaza en el coche de Julián y el no aparece.
- ¿pero como que no aparece?
- no se... Pero tengo que ir por Bruno y ver qué está bien por qué nadie de los que está con el contesta el teléfono y me muero de pensar en lo peor - está agitada y su respiración aumenta... Me aparco un poco lejos para que pueda atender su pánico.
- a ver Paulina, respira... Vamos cariño, respira con calma... - la volteo para que me mire fijo y se concentre. - vamos, tu puedes - ella hace caso y lo intenta, se toca el pecho y hace muecas de dolor...
ESTÁS LEYENDO
LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR
RomanceMe decían que es de tontos caer tres veces en la misma piedra, pero es que era una piedra sobre la que merecía caerse, resbalarse y hacerse herida. Parece que después de la boda de Paulina y Maria Jose todo está yendo bien. Hasta que...