CAPITULO III

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En el trayecto a casa de Julián estoy concentrada en conducir, sin que parezca que me afecta. Cuando una llamada brota al altavoz del auto. La contesta Maria Jose para que yo no despegue la vista de la carretera.

– ¿Hola? – digo para contestar la llamada.

– Paulina, soy Elena, ¿donde estás?

– Yendo para el apartamento de Julián, aquí lo tengo conmigo. ¿Pasa algo?

– No así que digas que pasa algo. Fui a la casa grande y Nora me dijo lo de purificación. – Nora es la nueva dueña de la casa.

– A ver Elena, como que con purificación. – dice Maria Jose alterada y enojada

–  Si, Maria Jose. La que tenía el arma y estaba noqueada es Purificación, estoy aquí afuera del cuarto donde está, no está grave pero está esposada. Parece que huyo del hospital psiquiátrico donde la tenían. Mejor vengan al hospital y les platico todo y después vamos para la casa de Julián. ¿Les parece?

– Si, Elenita. ¿Tu estás bien? – le pregunto a mi hermana antes de que colguemos la llamada.

–  Pues si Paulina. Pero apúrate, aquí te espero. Pregunta por Purificación Riquelme. ¿Esta bien?

– Si, si. Bye.

–  Adiós. – cuelga la llamada y exhalo en voz alta

–  Joder sabía que algo no andaba bien – dice Maria Jose cubriéndose la boca con una mano apunto de llorar –  que ilusa al pensar que ya se estaba recuperando de nuevo – y allí es cuando llora.

Me parte el alma que esté así y que se culpe de algo que no es su culpa. Ella está sollozando y no puedo hacer nada por qué estoy conduciendo.

– Tranquila Maria Jose, ahora que lleguemos la vez y le preguntas que es lo que pasó, ¿No crees?. Le digo sin mas.

– Si Maria Jose, ella está bien. Eso es lo importante. – le dice Julián tocando su hombro para consolarla.

Conducimos hacia el hospital que me dijo Elena por mensaje. En cuanto estacionó y en la medida de lo posible Maria Jose baja del auto lo más rápido que puede, y se conduce hacia la entrada, bajo tratando de alcanzarla pero no puedo, tengo que correr incluso para alcanzarla.

– Maria Jose, espera. –  le digo alcanzando su brazo y tirando de el –  ¡espera te digo!

– ¿Que Paulina? Purificación está allá adentro, está arrestada, portaba un arma. Si quieres que me detenga será hasta que yo averigüe si está bien y que es lo que ha sucedido, joder. – dice alzando las manos ya irritada y con la voz quebrada.

–  Lo se, pero de nada servirá que lo hagamos de ese modo, tienes que tranquilizarte, mi amor. –

Ella se suelta y sigue caminando hacia la entrada, está más molesta que nunca y creo que yo lo he ocasionado.

Llega a la recepción y hay una mujer no muy alta de cabello rojo, lentes ajustados a su medida, delgada y de buen parecer.

– Dígame señorita, ¿en que le puedo ayudar? –

– Eh, si. Estoy buscando a Purificación Riquelme, me han dicho que está internada en este hospital y bueno quiero saber en qué piso se encuentra – dice de manera tranquila.

– Claro que sí, permítame. –  dice revisando el monitor – está en el 5° piso habitación 24 de hospitalización. Pero necesito una identificación de quien la pasa a ver. –  dice volteandola a ver, por un momento creo que se a dado cuenta de lo hermosa que es, por qué se queda viendo de manera fija a sus ojos verdes. Decido interrumpir el momento de la chica y Maria Jose busca en su cartera la identificación.

LA CASA DE LAS FLORES: UNA HISTORIA PARTICULAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora