Capítulo 55.

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Holaaaa, se que en el anterior capítulo dije que este lo publicaría antes, pero llevo varios días con él terminado y sin animarme a subirlo porque hay algo (no se qué es exactamente) que no me terminaba de convencer... pero bueno, al final he decidido dejar de comerme la cabeza y por fin publicarlo, así que aquí lo tenéis, espero que lo disfrutéis 😊

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- Dios, esto es agotador.

Tumbado bocarriba en el suelo, Jian Yi jadeaba extasiado: su jornada de baile por fin había terminado. Todavía vestía la camisa de Tian, tanto él como Guan Shan lo hacían, cubriendo la escasa ropa que el pelirrojo le había prestado. Estaba empapado en sudor y le dolían las rodillas de arrastrarse por el suelo; al final habían estado ensayando durante casi una hora, hasta que Jian Yi quedó satisfecho con los movimientos, y ahora notaba sus músculos entumecidos.

Desde la cocina, Guan Shan respondió mientras llenaba un vaso de agua.

- Eres jodidamente blando, no ha sido para tanto.

- Habla por ti, yo no estoy acostumbrado a moverme tanto. Joder, mañana me dolerá todo.

El pelirrojo puso los ojos en blanco mientras daba un trago a su bebida. Él no estaba cansado, apenas habían hecho nada para lo que solía hacer en el club, o para lo mucho que se movía en el restaurante, aunque había sudado lo suficiente para morirse de sed.

- Oye, tráeme un vaso a mí también – Jian exigió sin despegar un solo músculo del suelo.

- Y una mierda, levántate tú.

- Vamos... - se quejó - ¿no ves que me estoy muriendo?

Guan Shan frunció el ceño por la exagerada actitud del rubio; aun así, llenó otro vaso de agua y se lo acercó.

- Toma, idiota.

Jian Yi se incorporó lo necesario para agarrar el recipiente con desesperación y llevarlo hasta sus labios, bebiendo todo el contenido de un solo trago. Exhaló de gusto una vez terminó y le tendió el vaso al pelirrojo antes de volver a tirarse al suelo.

- Oh dios sí, mucho mejor ahora.

Mo lo observó con disgusto mientras dejaba el recipiente sobre la mesa del salón. Cuando regresó junto al omega, este ahora descansaba con los ojos cerrados.

- ¿Vas a quedarte ahí hasta que venga Tian?

El rubio arrugó el entrecejo como si estuviera cavilando opciones; de repente, abrió los ojos ante la gran idea que se le acababa de ocurrir.

- No, mejor me voy a su cama.

Hizo el amago de levantarse, pero Guan Shan lo interrumpió antes de se pusiera de pie.

- No me refería a eso, decía si te vas a casa.

- Oh – aquello le pilló desprevenido – ¿por qué, molesto? ¿habéis quedado en hacer cosas que yo no puedo ver? – bromeó.

- ¡¿Haah?! ¡No, joder! – exclamó, molesto por la estupidez que el otro omega acababa de soltar – lo decía porque yo me voy.

- ¡¿Qué?! Espera, espera, no me quiero ir todavía. Vivo lejos, quiero que venga Tian para que me lleve en coche.

- Pues no te vayas y espéralo.

- ¿Y qué hago yo aquí solo?

- ¡¿Y a mí que me importa?! Eres su amigo, ¿no?

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora