Capítulo 84.

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Hola 😊

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Conforme las horas pasaban, el sol iba asomando por los enormes ventanales del apartamento de He Tian, pero la pareja seguía profundamente dormida uno en los brazos del otro. La casa estaba en silencio, el único sonido que se escuchaba eran sus respiraciones acompasadas y el roce de las sábanas cuando el cuerpo desnudo de Tian se movía inconscientemente para abrazar a su omega.

Aunque para desgracia de ambos, minutos después sonó la alarma del móvil del alfa y, con un gruñido de fastidio, este estiró el brazo para tantear la mesilla, mas no lo encontró.

Ugh, ¿dónde mierdas estaba?

Ah, sí, tirado en el suelo, en el bolsillo trasero de sus pantalones.

He Tian chasqueó la lengua y se sentó sobre la cama para estirarse a por el teléfono y apagarlo de una jodida vez. Mientras tanto, Guan Shan se giró sobre sí mismo y se colocó dando la espalda al alfa para seguir durmiendo. Pese a estar recién despierto, la imagen de Mo durmiendo en su cama le hizo sonreír como un estúpido. El cuerpo del pelirrojo siempre era delicioso, pero desde esa posición tan relajada lo era incluso más: sus hombros anchos marcaban el inicio de una espalda varonil, pero marcada con los músculos justos para conservar esa delicadeza tan propia de un omega; su figura estilizada iba acompañada de caderas estrechas y un trasero redondo y perfecto que le hacía la boca agua, además de unas piernas largas y muy firmes que se escondían bajo las sábanas.

Dios, lo había probado hacía ocho horas, pero se moría por volver a saborearlo.

Tenía demasiada hambre de él.

- Pequeño Mo... - le susurró con cariño después de haberse tumbado de vuelta, rodeándolo por detrás.

- Hmmm...

- Despierta.

Mo gruñó.

- No quiero...

El alfa rio con cariño y dejó un besito sobre su nuca, luego otro sobre su cuello, disfrutando de cómo su piel se erizaba a su paso. Podía estar medio dormido, pero su cuerpo era igual de receptivo.

- Pero tienes que ir a trabajar...

- No me importa. Renuncio.

Tian sonrió contra su piel, Mo Guan Shan adormilado era de lo más adorable, aunque ni con esas perdía su mal carácter.

- Va, va – con cariño lo estrechó entre sus brazos y siguió con sus besos, ahora por sus hombros y el nacimiento de su espalda. Era tan suave y cálido que le invitaba a besarlo todo el día.

Mo Guan Shan suspiró profundo y se dejó hacer. He Tian lo tomó como vía libre para seguir con sus caricias, también para profundizarlas. Los besos se volvieron más húmedos, pero siguieron siendo muy suaves, un leve roce de los labios con la justa presión y humedad para ponerle la piel de gallina.

Pese a estar caminando entre el sueño y la conciencia, Mo Guan Shan entendió a dónde iba a parar todo eso.

- Oye... ¿qué estás haciendo?

- Despertarte – susurró sobre su piel húmeda por el último beso. Luego, con su mano zurda empezó a acariciar el costado del pelirrojo.

- ¿Y esta es la mejor manera que se te ha ocurrido?

- Hmmm no creo que haya una mejor, sinceramente.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora