Capítulo 61.

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Me disculpan, pero se viene capítulo de She Li, así que no me maten quienes no les gusta el personaje jajajaja

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-Noche 1-

She Li sonrió frente al espejo, satisfecho con la imagen que este le devolvía. Se ajustó un poco el pelo antes de tomar la gargantilla dorada entre sus dedos y llevarla tras su cuello para abrocharla. Oh, sí, ahora estaba incluso mejor. Llevaba puesto un slip ajustado, lleno por completo de tachuelas doradas; de la parte superior salían un par de finas cadenas a cada lado, las cuales terminaban en una pieza que le rodeaba la cintura a la perfección. El material era el mismo, aunque el dorado era más intenso que el del slip. A esto le acompañaban la gargantilla, un par de tacones y unos patrones de pintura -todo dorado- que adornaban su pecho, espalda y piernas.

Llevaba casi 5 años trabajando como stripper y jamás se había sentido tan deseable como ahora.

Los omegas que pasaban tras de él lo miraban con desconfianza o simplemente lo ignoraban. Eran muchos, y hasta el momento solo había tenido la oportunidad de presentarse ante tres: dos que lo habían interceptado nada más llegar, y la otra chica que conoció la noche pasada. No le importaba, al final todos acabarían por conocerlo sin necesidad de ir uno a uno buscando entablar una conversación amistosa, menos cuando no había ido ahí por eso.

De repente, el jefe -el tipo que se había encargado de hacerle la prueba- entró, y muchos fueron los omegas que se arremolinaron en torno a él. She Li ni siquiera se giró, se limitó a observar todo a través del reflejo mientras fingía retocarse. El alfa atendió a todos: besos, caricias, apretones, palabras bonitas... cualquier cosa que pudiera calmar a sus alborotados omegas. Entendía que el tipo tuviera a tantos detrás, era visiblemente atractivo y bastante joven para lo que imaginaba, pues no parecía ir mucho más allá de los 30.

Cuando terminó de atenderlos a todos, se acercó a él y lo tomó de la cintura suave, pero con firmeza.

- Hola, precioso – le saludó, y justo después dejó un beso en la curva de su cuello.

She Li no se inmutó, tampoco sintió nada relevante a ese toque, pero sonrió con picardía para seguirle el juego.

- ¿Pretendes excitarme?

- ¿Lo he conseguido?

- Me temo que no.

El alfa dejó salir una risilla juguetona, como si eso fuera un reto. Sus manos ahora empezaron a acariciar los costados del omega, tomándolos con firmeza entre los dedos pulgar e índice.

- Eres bastante difícil.

- ¿Ah sí? Suelen decirme lo contrario.

- ¿Te excitas para todo el mundo menos para mí? Eso duele...

Las manos ajenas empezaron a recorrer la silueta de Li, bajando despacio hasta sus caderas. El omega se dejó hacer.

- Me excito para cualquiera que se adapte a mis condiciones.

- No voy a pagar por ti – volvió a repetirle, recibiendo una risa socarrona como respuesta.

Li aprovechó que las manos del tipo estaban sobre sus caderas y se inclinó ligeramente hacia adelante, empinando el trasero y asegurándose de pegarlo a la entrepierna del alfa. El jadeo de sorpresa que recibió a sus espaldas le llenó de orgullo e hinchó su ego. Despacio movió las caderas y el hombre tras él no pudo resistirse; lo agarró del cuello y tiró de él hacia atrás para besarlo, pero Li se apartó lo suficiente para no permitirle probar sus labios y dejar que su aliento golpeara contra los ajenos.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora