Capítulo 64.

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He Tian estaba cerca, muy cerca, tanto que podía sentir ese mismo calor irradiando de su piel. Ambos se miraban, Tian con infinita devoción y Mo con la incertidumbre brillando en sus pupilas. Los ojos del alfa parecieron vacilar unos segundos, como si dudara sobre algo, pero todo rastro de duda se borró al momento que sus párpados cayeron y acabó con la brecha que lo separaba de los labios de Mo.

Lo estaba besando.

Por segunda vez.

El pelirrojo se quedó de piedra, incapaz de reaccionar. El roce de ambos labios era suave, un mero contacto, pero el chispazo de adrenalina que lo sacudió de arriba abajo era incluso más fuerte que el de la noche de su primer beso.

Joder, su corazón martillaba tan fuerte que no podía oír más que sus malditos latidos.

De repente, con la misma calma con la que se había acercado, Tian se separó de sus labios con un sonido húmedo. Los ojos cerrados y la respiración agitada le hicieron saber a Mo lo mucho que este lo había disfrutado, y mierda, él se sentía igual.

Su cabeza daba vueltas y su cuerpo le exigía más, más de esos labios, más de su sabor, más de Tian... La piel le ardía en deseos de sentirlo más cerca. No podía controlarlo. A fin de cuentas, era una persona de impulsos y nada era más fuerte que los deseos de un omega, así que antes de que el He pudiera procesar sus propias emociones, Mo lo estaba besando de vuelta.

El moreno creyó morir. Tenía el cielo vetado, pero estaba seguro de que estar en él no se comparaba ni un poco al sabor de los labios del pelirrojo. Eran deliciosos, tan dulces y suaves... Dios, los había echado tanto de menos que casi tenía ganas de llorar.

Al igual que su beso, el del omega fue un mero roce, algo experimental, pero que hacía arder las entrañas del alfa con fuerza apasionada que lo consumía desde muy adentro.

Por desgracia, los buenos momentos no duraban para siempre, y Guan Shan se separó poco después, llevándose con él toda su alma: si Tian moría en ese momento moriría satisfeho.

Ya separados, ninguno dijo nada. Los dos parecían confusos e intentaban procesar lo que acababa de pasar. Respiraban agitados como dos malditos adolescentes que compartían besos furtivos en el baño del instituto, y sus corazones latían tan fuerte que parecían a punto de romper sus costillas.

He Tian sentía el fantasma del beso sobre sus labios haciéndole cosquillas. Estaba malditamente feliz, pero algo no andaba bien dentro de esa espiral de felicidad, y es que temía como Guan Shan pudiera reaccionar. Abrió los ojos despacio, temeroso de ver algo que no pudiera gustarle, y tal y como esperaba, justo eso sucedió.

El pelirrojo estaba muy quieto, jadeando nervioso y con una expresión confusa en su rostro: estaba en shock, todavía procesando lo que había sucedido; al verlo así el miedo se apoderó de Tian, pues del mismo modo reaccionó la primera vez, justo antes de echarse a llorar. Sin embargo, en esta ocasión no tuvo que tocarlo para hacerlo responder, sus neuronas conectaron de golpe y llenaron sus ojos de lágrimas de terror.

Oh, no... Ahí estaban otra vez

- Mo, ¿qué te pasa?

El tono de Tian fue suave para no alterarlo. Estaba muy preocupado, pero el pelirrojo no parecía atender a razones.

Mo Guan Shan sentía sus ojos arder. Su cuerpo temblaba de miedo y rabia consigo mismo por haber permitido de nuevo que eso ocurriera. Su respiración aceleró con violencia y dejó de sentir los dedos de las manos. Todo estaba mal, estaba muy mal...

Necesitaba aire. Tenía que salir de ahí.

Sin decir nada se lanzó hacia la salida y gateó por ella hasta regresar al túnel del acuario.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora