Capítulo 42.

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ATENCIÓN: SE VIENE CAPÍTULO MUY LARGO

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Quinto día.

Parados frente al andén, Jian Yi y Zheng Xi esperaban pacientemente que el metro llegara.

- Oye... ¿estás seguro que deberíamos ir a casa del pelirrojo? – cuestionó el castaño – Ni siquiera nos ha dado la dirección, va a enfadarse.

- Claro que sí, ¿con quién va a estar mejor que con nosotros?

El metro llegó y se detuvo. Las puertas se abrieron, la pareja subió y tomaron asiento.

- Además, él se lo ha buscado, ni siquiera nos ha avisado de que le han dado el alta hace una hora. Puede seguir débil y haberle pasado cualquier cosa...

Las puertas se cerraron y el vehículo se puso en marcha. En exactamente quince paradas llegarían a su destino.

- ¿Por qué crees que Tian nos dijo que mejor fuéramos en transporte público y no en coche?

El rubio se encogió de hombros.

- No lo se, ¿mal aparcamiento?

- Hmm, quizás.

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Eran cerca de las ocho de la tarde y Guan Shan caminaba a su habitación enrollado en una toalla. Tras cinco días de hospital en el que dos de ellos los había pasado en celo, su olor corporal no era precisamente agradable, por lo que nada más llegar a casa se metió directamente en la ducha, poniendo cuidado en no mojar excesivamente los vendajes que le cubrían parte del pecho y dedos.

Se encontraba mucho mejor, al menos físicamente, pues una ligera sensación de vacío se había instalado en su corazón desde hacía, más o menos, tres días atrás, y era de lo más angustioso...

Con cuidado se secó con la toalla, se deshizo de ella y buscó en el cajón ropa interior que ponerse, vistiéndose después con un chándal holgado y cómodo y unas zapatillas de andar por casa.

Tenía hambre, si bien la comida del hospital estaba buena, no terminaba de saciar su apetito, así que moría por cocinarse algo delicioso, cualquier cosa estaría bien. Caminó hacia la cocina, abrió la nevera y, para su desgracia, esta estaba casi vacía. Las últimas provisiones no eran suficientes para cocinar... ugh, tendría que bajar a hacer la compra.

Chasqueó la lengua molesto y fue a calzarse, el estómago le apremiaba por lo que debía darse prisa, pero antes siquiera de ponerse un calcetín escuchó a alguien llamar a su puerta.

"¡He Tian!"

Muy a su pesar el corazón le dio un vuelco al imaginar que quien se encontraba tras ese trozo de madera era el alfa, y es que ¿quién más podría ser? Aparte de él nadie más conocía su dirección.

Respiró profundo para calmarse, sintiéndose terriblemente estúpido al haberse emocionado por ese idiota, pero es que llevaba cinco días sin saber apenas nada de él y bueno, quizás en el fondo lo extrañara un poco... aunque tampoco podía negar que sin él su vida era un poco más tranquila.

A paso ligero caminó hacia la puerta, miró por la mirilla y lo que en un principio era un rostro impasible que ocultaba sus emociones, se transformó en uno de puro fastidio al ver que en el pasillo no era He Tian quien estaba, sino Jian Yi y Zheng Xi.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora