CAPÍTULO 91.

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Holaaaa!

Hoy sí que sí tenemos el reencuentro y la interacción de Tian con su suegra djfksldjfsldkf disfrutadlo 😊

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- Mamá...

Dos lágrimas se deslizaron por las mejillas de la mujer al escuchar la voz de su hijo después de tantos años, pero Mo Guan Shan era incapaz de moverse. Aunque su corazón se muriera por correr hacia los brazos de su madre, su cuerpo estaba congelado en el sitio y lo único que podía hacer era temblar y llorar... mas no fue así para su ella, quien soltó las bolsas de la compra que llevaba en las manos y corrió a abrazar a su pequeño.

- ¡Hijo!

La mujer se lanzó a sus brazos y enterró el rostro en el hueco del cuello de su hijo, rodeándolo con los brazos y apretándolo fuerte, tanto como llevaba años queriendo hacer. Su niño estaba ahí, no era ese sueño que tantas veces había tenido, su calor corporal era la muestra más clara de que estaba ahí, con ella.

- M-Mamá...

Mo Guan Shan la abrazó de vuelta y apoyó el rostro sobre su cabeza; el olor de su cabello, de su cuerpo y de sus feromonas le trajo de vuelta un sinfín de recuerdos a su lado que ya no recordaba cuánto lo echaba de menos. El omega la estrechó más fuerte entre sus brazos mientras su corazón latía tan fuerte en su pecho que dolía. La emoción, la vergüenza y el arrepentimiento se entremezclaban en su pecho; llevaba tantos años huyendo de ese momento que ahora que tenía a la mujer de su vida entre sus brazos la culpa lo invadía y lo único que quería era hacerse pequeñito y llorar hasta quedarse dormido.

- M-Mamá, lo siento, l-lo siento mucho... - le dijo en un susurro ahogado mientras su cuerpo temblaba de pies a cabeza.

La mujer negó sus palabras con la cabeza.

- No, no hay nada que disculpar, tranquilo...

El perdón de su madre le quitó un gran peso en su corazón y las emociones que estuvieron contenidas durante tanto tiempo se desbordaron sin control en forma de ríos de lágrimas y rodillas que flaqueaban.

- Lo siento, lo siento, lo siento... - continuó el omega. – S-Soy un hijo h-horrible, d-debí haberte llamado, hip p-p-pero no podía d-decirte y... hip y...

El llanto opacó el sonido de su voz e hizo casi ininteligible sus palabras, pero su madre lo entendió todo y salió del refugio que era el pecho de su hijo para mirarlo a los ojos y enjugarle las lágrimas con los pulgares, acariciándole las mejillas suavemente tal y como hacía cuando era pequeño.

- N-No llores, cariño, no pasa nada, no eres un hijo horrible, eres el mejor hijo que podía tener.

Mo trató de calmar su llanto, pero la culpa y los nervios lo estaban carcomiendo desde las entrañas y no fue capaz de parar.

- Q-Quería hablar contigo, p-pero me daba t-tanta vergüenza... p-perdóname, mamá, perdóname...

- Cariño, ya te he dicho que no hay nada que perdonar. N-No estoy enfadada, no te odio, no te guardo rencor, solo estoy muy feliz de poder volver a verte. No te tortures más, me mata verte así.

A pesar de asentir, Mo Guan Shan no estaba del todo convencido, habían sido demasiados años como para perdonarse a sí mismo tan pronto, pero saber que su madre al menos no lo odiaba era un alivio. Volvió a abrazarla, fundiéndose uno en los brazos del otro en completo silencio, y poco a poco el pelirrojo fue calmándose gracias al olor de su madre y a las caricias que esta le daba. La forma de relajarse más ancestral de todas: en los brazos de quien te dio a luz.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora