Capítulo 63.

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Hoy no tengo nada que decir, solo que disfrutéis :)

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Las luces de la calle cruzaban las ventanas del coche de He Tian a una velocidad moderada. Dentro de este, Mo Guan Shan devoraba con hambre la hamburguesa completa que el alfa le había comprado justo antes de recogerlo en el restaurante. Tian no comía nada, según él ya había cenado, así que solo era el pelirrojo el que estaba llenando ese lujoso coche de olor a carne frita y salsas; se sentía mal por ello, era demasiado caro como para mancharlo o dejar el olor impregnado en el tapiz, así que puso especial cuidado en no salpicar ni una gota. Por el rabillo del ojo Tian se percató de la incomodidad de Mo y de como este se preocupaba de cada bocado que daba.

- Come tranquilo, no te preocupes por manchar – dijo, restándole importancia a la suciedad, para luego añadir – contrataré a alguien que lo limpie.

Mo rodó los ojos. No debería haberse sentido mal ni por un segundo, la gente rica funcionaba de una forma muy distinta a la normal... y pese a eso, aun así no pudo relajarse: el lujo a su alrededor le imponía bastante como para quedarse tranquilo con una hamburguesa pringosa en sus manos.

Cuando por fin la terminó, hizo una bola con los papeles, los metió en la bolsa y la guardó en el asiento para tirar todo cuando bajaran del coche. Llevaban un buen rato ahí metidos, la ciudad se había quedado atrás y ahora era todo carretera, pero todavía no llegaban al lugar que el alfa ocultaba con tanto recelo, así que Mo empezó a impacientarse.

- ¿Se puede saber a dónde me estás llevando?

- No seas impaciente pequeño Mo, ya casi llegamos.

Shan frunció el ceño. ¿Dónde mierdas podían estar yendo? Eran casi las diez de la noche, claramente no iban a un restaurante y no creía que estuvieran yendo a un bar o a un concierto otra vez, menos cuando estaban lejos de la ciudad.

Iba barajando distintas posibilidades hasta que, de repente, sus dudas fueron solucionadas cuando ante ellos apareció un enorme edificio horizontal, de color azul y con decoración marítima. El pelirrojo no podía creerlo, lo estaba llevando al maldito acuario...

Joder, si He Tian quería visitar un lugar infantil podrían haber ido al parque, al menos eso estaría abierto por la noche.

- ¿Qué cojones hacemos aquí?

- ¿No te gusta el acuario, Pequeño Mo?

No es que no le gustara, solo habían pasado como quince años desde la última vez que pisó uno y que el plan del He fuera llevarlo a ver peces le parecía un tanto extraño... eso sin contar que iba a estar cerrado.

- Hace mucho que no voy a uno.

- Yo también – dijo y en su rostro se dibujó una amplia sonrisa cargada de nostalgia que despertó un poco la curiosidad de Mo.

Tian aparcó frente a la puerta y el omega pudo ver que, efectivamente, estaba cerrado. Ni un alma transitaba el lugar a excepción de un par de tipos plantados en la puerta, esperando a saber qué.

- Idiota, esto está cerrado.

- Vamos... - fue lo único que Tian le dijo antes de salir del coche.

Guan Shan lo siguió, salió del coche y caminó hacia el moreno. Se dirigían hacia la entrada del lugar y solo esperaba que Tian no hiciera el ridículo preguntándoles si estaban abiertos.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora