CAPÍTULO 90.

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Hola 😊

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La cena había terminado oficialmente y He Cheng se levantó de la mesa una vez el pelirrojo y su hermano desaparecieron de su vista. Bueno, quizás no habían tenido la conversación más fluida del mundo, pero no había ido tan mal como pensaba, y Guan Shan, a pesar de sus evidentes nervios, le había caído en gracia.

Definitivamente podía considerarlo un éxito... aunque ahora tenía que ir a buscar a su otro invitado, y sabía perfectamente dónde encontrarlo.

Se acercó decidido a la bodega de la mansión, lugar donde guardaban la mayor parte del alcohol, y tal y como imaginaba, ahí estaba Qiu, tirado sobre el sofá y con una copa en la mano, mientras otra descansaba vacía sobre la mesa de madera.

- ¡Hola, jefe! – saludó más entusiasmado de lo que debería.

- ¿Cuántos dedos ves? – le preguntó levantando dos dedos mientras caminaba hacia él. El beta rio con sorna.

- ¡Hah! V-Veo a un idiota subestimando mis capacidades para beber.

- No puedes enfocar, ¿verdad?

Qiu se incorporó sobre sus hombros y entrecerró los ojos para demostrarle que se estaba equivocando, pero el alfa se estaba moviendo y la imagen de los dedos era cada vez más borrosa.

- T-Tres... ¡No, dos!

Esta vez fue Cheng el que rio.

- Eso es un aprobado justo.

- Pfff, m-me sirve... - se encogió de hombros y volvió a hundirse entre los cojines del sofá.

- ¿Y esta copa vacía?

- Para usted... s-supuse que le gustaría tomar algo y relajarse después de cenar.

Y supuso bien, Cheng fue a llenarla de licor y luego tomó asiento en el sofá de al lado del beta, quien aún seguía tirado sobre este.

- ¿Y bien? ¿C-Cómo ha ido?

El alfa meneó su copa en círculos y después le dio el primer sorbo.

- Nada mal. Ese pelirrojo es un tipo fuerte y honrado, He Tian necesitaba encontrar a alguien así y sentar la cabeza.

- V-Vaya, ¿entonces les has dado t-tus bendiciones?

Cheng rodó los ojos con fastidio mientras el beta se reía sin demasiada fuerza.

- Qiu, te estoy hablando en serio...

- L-Lo se, y tienes razón, no p-parece mal omega... menos por su cara.

- ¿Qué le pasa a su cara?

El beta bufó mientras se incorporaba para mirarlo a los ojos.

- Solo lo he visto de cerca una vez, p-pero tiene cara de delincuente.

He Cheng soltó una leve carcajada.

- ¿Y me lo dices precisamente tú?

- O-Oye... yo no soy un delincuente, yo soy un p-profesional. – frunció el ceño visiblemente ofendido.

- Sí, ahora sí, pero antes de empezar en esto no eras más que un mocoso maleante. Aunque todavía conservas la cara.

- ¡¿Haah?!

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora