Capítulo 46.

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Los oscuros callejones, las luces de las farolas apenas iluminando, la humedad de las calles... nada de eso lo echaba de menos. En esas casi dos semanas que llevaba sin aparecer por el club, no había extrañado absolutamente nada. Y, sin embargo, ahí estaba de nuevo, frente a la puerta trasera de este, esperando que alguien le abriera.

¿Pero realmente tenía que regresar?

Buena parte de sus deudas por fin habían desaparecido, y pese a que siguiera necesitando el dinero, pensar en volver a trabajar como stripper le repugnaba. Además, también estaba el tema de He Tian... con él había discutido qué hacer, si debía ir o no al club. En ningún momento el alfa le ordenó no ir, tan solo le sugirió dejar pasar la oferta, pero él había decidido probar suerte y al comentárselo, pudo ver claramente como en su rostro aparecía una leve mueca de decepción y angustia que le cerró el estómago.

Así que... quizás lo mejor era darse la vuelta y olvidarse de todo aquello, por mucho dinero que necesitara...

Ugh estaba hecho un lío y había comenzado a arrepentirse de su decisión, pero de repente la puerta se abrió e interrumpió todos sus pensamientos. Tras esta apareció uno de los bailarines con quien apenas había hablado en un par de ocasiones y con el que, extrañamente, nunca había tenido problemas.

- Oh, hola Mo – le saludó confundido – e-eh, ¿qué haces aquí?

Así que Wang no había avisado de su llegada...

- Vengo a hablar con el jefe.

El chico arqueó las cejas sin intenciones de ocultar su sorpresa, aun así, le hizo un gesto con la mano para invitarlo a entrar.

- Claro, pasa. Iré a avisarle que has venido.

Guan Shan asintió sin decir nada y cerró la puerta tras de sí. Al poner un pie en aquel lugar se sintió extraño; había pasado casi cuatro años de su vida en ese sitio y sin embargo, no tenía un mínimo de cariño o nostalgia por él, incluso de alguna manera aquellos pasillos le resultaban desconocidos y ajenos.

Ni un simple recuerdo agradable mantenía de aquel club.

Los bailarines iban de aquí para allá, vestidos con ropas muy ligeras, entrando a alfas o betas a reservados, como era costumbre. Alguno de los que una vez fueron sus compañeros lanzaba miradas furtivas al pelirrojo, miradas o bien estupefactas o nada amigables que le daban a entender que nadie lo quería ahí. Aquello le hizo fruncir el ceño con molestia; bajo la capa de lujuria y feromonas, se escondía un ambiente hostil que conocía demasiado bien; un ambiente oscuro que distaba mucho de lo que el trabajo en el restaurante le ofrecía... sin duda no encajaba en ese lugar, nunca lo había hecho, y sus ex compañeros no tenían ningún problema en hacérselo saber.

El omega de la puerta se había marchado en busca de Wang y mientras, Guan Shan caminaba entre los pasillos esperando que este llegara, aunque totalmente ajeno a que un par de ojos color ámbar lo observaban con atención desde uno de los reservados, sin perder ninguno de sus movimientos.

She Li. Quien sonrió complacido al ver al pelirrojo de nuevo en el loca, el único sitio en el que debía estar. Lo observaba caminar sin rumbo por los pasillos, maldecir por lo bajo de vez en cuando y sacar el teléfono para responder algún mensaje, tal y como ahora estaba haciendo. No sabía que decía ni a quien, pero la persona con la que hablaba le había hecho fruncir el ceño con fastidio, como tan usual era en él.

De repente Wang llegó y al verlo, Mo involuntariamente adoptó una actitud muy poco receptiva hacia él. Aquello hizo reír ligeramente al peligris.

- Mo, ¿cómo estás?

- Bien – dijo este sin más, con ninguna intención de mantener una charla amistosa.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora