Capítulo 81.

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La noche siguiente del incidente de She Li, He Cheng citó a Qiu en la base.

El alfa lo esperaba de pie, apoyado en su escritorio. El lugar estaba vacío, estarían completamente solos y era el sitio ideal para hablar con tranquilidad.

Cinco minutos más tarde de lo acordado, el beta apareció.

- Buenas, jefe.

- Muy osado el aparecer más tarde de lo que te cité.

Qiu resopló por lo bajo.

- Sabe que nunca llego a tarde en cuestiones de negocio, pero algo me dice que hoy no me ha citado aquí como líder.

El alfa se mantuvo estoico y simplemente negó con la cabeza.

- No, por supuesto que no.

- ¿Por qué estoy aquí, entonces?

He Cheng suspiró profundo antes de confesar, si Qiu iba al grano él también lo haría.

- Por egoísmo.

- Ya, lo imaginaba.

Frente a Cheng, Qiu se cruzó de brazos.

- Si ya lo imaginabas, ¿por qué has venido?

- Eres el jefe, después de todo, tengo que estar para usted a cualquier hora del día. – dijo como si nada para luego soltar su bomba. – Y porque te aprecio lo suficiente como para no ignorar tus sentimientos.

Las palabras golpearon como un mazo el corazón del alfa.

- ¿Estás culpándome de algo, Qiu?

Podía estar haciéndolo, a fin de cuentas era Cheng el que había herido los sentimientos del beta por puro egoísmo.

- No, me encantaría, pero no tengo nada que reprocharte.

- Sí que lo tienes.

- No, no lo tengo, Cheng. Rompimos por tus obligaciones y antes de que apareciera tu omega, no hay nada que pueda decirte.

He Cheng se quedó en silencio sin saber qué decir, solía ser implacable en los negocios, pero cuando se trataba de sentimientos la situación le sobrepasaba muy fácilmente. Qiu lo sabía y fue él quien siguió hablando.

- Has cruzado la línea con She Li, ¿verdad?

- No.

- Pero la cruzarás.

- ¿Por qué estás tan seguro?

- Es tu omega, es inevitable.

No, realmente sí que podía evitarse, no todo vínculo estaba destinado a forjarse, simplemente era muy difícil resistirse a él.

Qiu suspiró con hastío.

- ¿Para qué me has citado, He Cheng? Dime la verdad.

- Necesitaba verte, hace semanas que no se nada de ti más allá del trabajo.

Qiu dejó salir una risilla ácida.

- Sí que eres un jodido egoísta...

- No estoy orgulloso de ello.

- No estás orgulloso, y sin embargo aquí estamos. Juntos y a solas, como tantas otras veces en las que hemos acabado jodiendo sobre tu escritorio, y todo porque tú lo has querido.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora