Capítulo 4.

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     He Tian miraba sin ningún tipo de reparo el rostro de Guan Shan, estudiándolo. El pelirrojo tenía unos rasgos delicados, al igual que todos los omegas, pero ese ceño fruncido le quitaba toda seducción y hermosura. Paseó la vista por el cuello de este dándose cuenta enseguida de que el pequeño omega estaba en total tensión, eso divirtió al moreno y esbozó una sonrisa de lado. Acostumbraba a ver a la gente que le rodeaba actuar de esa forma, pero las reacciones de Mo Guan le llamaban poderosamente más la atención.

Por otra parte, Mo sentía los ojos ajenos clavados en él, poniéndolo más y más nervioso y enfureciéndolo a un límite superior al que ya estaba. Observó de reojo al más alto, como este estaba totalmente concentrado en inspeccionar cada parte de su rostro y cuerpo. No podía más. Odiaba sentirse observado. Al momento en que el moreno sonríe de esa forma, el omega estalla.

- ¡¿Se puede saber que mierdas haces?! Deja de mirarme como un jodido pervertido

Al darse cuenta de la forma tan brusca en la que había roto ese silencio se arrepintió de inmediato y miró al chófer por el retrovisor para comprobar la reacción de este que, como si nada, seguía conduciendo.

- Cálmate, solo te estaba observando.

Tian suspira pesadamente, pero pese a ello no puede negar que esa reacción tan violenta le había gustado, era totalmente diferente a los demás, no se sonrojaba con la facilidad con la que otros lo hacían, al menos no por vergüenza, porque de rabia parecía ser lo más común en él, como en ese preciso momento en el que su cara estaba teñida de rojo y las venas de los nudillos se le marcaban con fuerza.

El pelirrojo se sintió menospreciado por ese simple comentario y la rabia lo invadió, como si no fuera para nada sencillo que eso ocurriera.

- Me importa una mierda, como vuelvas a hacerlo te-

- ¿Cómo vuelva a hacerlo, qué?

El jefe de la mafia calló de inmediato al pelirrojo, sólo le bastó una fría mirada y un tono de voz más grave y cortó su frase de manera abrupta, dejándolo con la palabra en la boca. Mo apretó los puños y con un chasquido de lengua, se giró hacia la ventana para dejar de ver el puto rostro de Tian, aquel rostro que le atraía y repelía, siendo este último mucho más notorio.

El moreno apartó los ojos para dejar de intimidar al omega, concentrándose al igual que él en la oscura calle iluminada con la luz de varias farolas. He Tian se preguntó que cojones iba a hacer con él ahora, siempre había oído que al momento en el que un alfa y un omega destinados se conocen, el celo suele dominarlos y deben unirse y marcarse, pero el bailarín había roto toda esa creencia que giraba en torno a su mente y ahora estaba un poco descolocado, además de que generalmente en ese primer encuentro varios de los alfas anudan, lo cual no llamaba la atención del moreno en absoluto, no al menor por ahora.

Finalmente, el coche aparca y ambos salen de él.

- Buenas noches, señor

Fue lo último que dijo el chófer antes de desaparecer con el vehículo entre las escasas luces de la calle.

Guan Shan ignoró la voz de aquella persona y alzó la vista al enorme edificio, preguntándose por primera vez que clase de trabajo tendría ese prepotente alfa, y pese a la curiosidad, prefirió no preguntarle, no quería darle indicios de que le interesaba mínimamente su vida.

He Tian abrió la puerta principal el edificio y esperó a que el pelirrojo se dignara a entrar, para su suerte, este no se quejó y pasó sin problema alguno. Unos pasos más adelante ambos llegaron al ascensor, Tian la abrió con la llave privada del edificio y, esta vez algo a regañadientes, el omega entró dentro del aparato para acto seguido pegarse a la pared contraria a la que estaba el ajeno. Este último sonrió y alargó su mano para intentar tocar la barbilla de Mo simplemente con intenciones de molestarlo, en ese momento no pretendía nada más.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora