Capítulo 72.

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Cuando la luz alcanzó los ojos de Mo Guan Shan, este despertó del sueño profundo en el que estaba sumido.

- Hngh...

Era jodidamente molesto y enterró la cara en la almohada en busca de algo de oscuridad, una almohada mullida y grande que nada tenía que ver con la suya... Un segundo, su casa tampoco tenía tanta luz, ni un colchón tan cómodo como el que estaba tendido.

Ah, cierto, estaba en casa de He Tian...

¡Joder, estaba en casa de He Tian!

De repente todos los recuerdos de lo sucedido por la noche se agolparon en su mente: calor, gemidos, placer... el cóctel perfecto para que sus mejillas se sonrojaran, víctimas del pudor de la consciencia.

Oh, mierda.

No podía creer lo que había pasado.

No es que se arrepintiera, para nada, no podía hacerlo cuando había sido consciente de todo lo sucedido, pero el mero hecho de recordarlo lo mataba de vergüenza; y por si fuera poco, había dejado a Tian sin terminar, y...

Un momento, ¿dónde mierdas estaba Tian?

El único rastro que había de él era el recuerdo de su olor en las sábanas, pero nada más, aunque sus dudas fueron despejados al sentir el olor de la bollería viniendo de la cocina. El estómago le rugió y ya no podía pensar en otra cosa que no fuera el desayuno.

Se levantó de la cama con cuidado de no marearse, pero por suerte, ya no había nada de alcohol en sus venas y esta vez la resaca no vino a maltratar su cuerpo. Caminó despacio, aunque no le doliera ni la cabeza ni la tripa los músculos le pesaban demasiado. Cuando llegó a la cocina se encontró con el alfa sirviendo varios croissants con chocolate en un plato, seguido de un par de bollos de azúcar, un vaso de zumo de naranja y dos tazas de café.

La boca se le hizo agua, se veía delicioso, aunque las bolsas y recipientes de cartón tirados por la encimera le dejaban claro que nada de eso lo había preparado él, lo cual siempre era una buena noticia.

- ¡Pequeño Mo! ¿Qué tal has dormido?

El omega lo miró con cara soñolienta y párpados casi pegados por las legañas.

- Bien...

- ¿Tienes hambre? He bajado hace unos minutos por algo de comer. Pensé que esto podría gustarte, lo pediste la vez que fuimos a desayunar por ahí.

Y era cierto, la única vez que salieron a desayunar, la mañana de su gloriosa resaca, pidió un croissant de chocolate y un café... el resto de cosas eran cosecha de Tian.

Vaya, le costaba creer que se hubiera acordado de una tontería como esa, aunque de alguna manera le parecía tierno.

- Sí...

Con un gesto cohibido, Mo se sentó en la silla y Tian hizo lo mismo del otro lado, quedando frente a él.

Guan Shan agarró un croissant y le dio un bocado, sintiendo el chocolate inundar sus papilas gustativas. No era para nada lo que solía desayunar habitualmente, pero de vez en cuando un placer culposo no venía mal. Sin embargo, el remordimiento por lo de anoche seguía carcomiéndole la cabeza, arruinándole el desayuno.

Probablemente se arrepentiría de lo que estaba por hacer, pero no podía callárselo.

- Oye...

- ¿Hmm?

- Ayer no debí haberme quedado dormido...

Tian rio, de todo lo que Mo podía haberle dicho, lo que menos esperaba era que quisiera sacar ese tema.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora