Capítulo 20.

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     Le dolía todo el cuerpo, de los pies a la cabeza, todo por culpa de ese maldito alfa y la paliza que le había dado. Sentía la sangre deslizarse desde su nariz hasta su boca, llenándola con el característico sabor a metal que ya había probado en más de una ocasión tiempo atrás, antes de que su vida fuera medianamente estable.

Escupió la sangre al suelo y apretó los dientes con furia.

El maldito hijo de puta había sido muy rápido, más de lo que podría esperar, y por si fuera poco, había tenido los cojones de agarrar la navaja con su mano desnuda sin importarle el desgarrársela... si no fuera por la inesperada aparición, su plan hubiese sido perfecto y el problema estaría solucionado de raíz, y lo peor era no saber nada de los tres gilipollas que supuestamente iban a violar al pelirrojo.

Menudos inútiles.

¿Qué iba a hacer ahora? No podía garantizar que estos estuvieran con vida, y en caso de no fuera así, solo le quedaba rezar para que fueran por libre y no estuvieran aliados a ninguna organización más grande, como una mafia o algo así... si ese era el caso estaba seguro que su vida correría peligro.

Joder, nunca ninguno de sus planes había fallado, que rabia.

Volvió a escupir la sangre y, sentado, se apoyó contra la pared, presionando el tabique de su nariz para cortar la hemorragia que no parecía querer detenerse. No podía quedarse ahí eternamente, estaba amaneciendo y la gente empezaría a pasar... debería entrar al club para curarse antes de largarse, pero pasaba de que todo el mundo viera su lamentable estado actual y hablaran mierda de él, ya había tenido suficiente con el "pequeño" escándalo que habían montado en el reservado y tenía una reputación que mantener dentro de ese pequeño mundo.

Chasqueó la lengua con rabia, tal vez el alfa le hubiera ganado en esa ocasión, pero ni muerto iba a permitir que la cosa quedara así. No sabía ni cómo ni cuándo, pero de seguro iba a devolvérsela.

Ya era algo personal.

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En completo silencio terminó de recoger lo que había usado para curar a Tian y limpió los restos de sangre del lavabo bajo la atenta mirada de este, podía sentirla clavada en su espalda y comprobarlo a través del reflejo del espejo, pero cada vez que lo hacía este le miraba directamente a los ojos y le sonreía burlón, desesperándolo todavía más.

- Mierda, ¿vas a quedarte ahí todo el día? – preguntó Mo molesto.

- No tengo un plan mejor.

Chasqueó la lengua. Que nervioso le ponía que lo observaran tan de cerca, mucho más si se trataba de él, y peor aún después de todo lo que habían vivido esa noche... y por si fuera poco, la cabeza todavía le estaba matando de dolor.

- Ugh – se quejó por reflejo y llevó una mano hasta su sien.

- ¿Te duele la cabeza?

Era una pregunta estúpida, por ese gesto era obvio que sí le dolía, además... no conocía con seguridad la sustancia que le habían dado al omega, pero podía hacerse más o menos una idea de lo que era y los efectos que esta tenía una vez se iba, así que ahora mismo Mo debía estar pasándolo bastante mal.

- No, estoy bien – mintió, pues las fuertes migrañas le llevaban atormentando desde que se había levantado de la cama.

Sin dar explicaciones, Tian desapareció y dejó a Mo solo terminando de limpiar, quien se quedó mucho más tranquilo al ver que este se había largado.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora