Capítulo 44.

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Holaaa ^^ se que ha pasado mil desde la última vez que actualicé y ya expliqué la razón de esto, pero aun así, me disculpo de nuevo por la ausencia tan prolongada y os agradezco de corazón toda la paciencia que habéis tenido durante estos casi dos meses, os amo de veras 😭❤

Dicho esto, os dejo con el capítulo, que hoy como excepción, es algo más corto a los anteriores :(

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La noche para Guan Shan no fue precisamente apacible. Su cuerpo estaba exhausto, agotado tras los cinco días en el hospital, y creyó que al acostarse en su cama el sueño lo acogería rápido en sus brazos, pero como siempre, Tian lo desordenó todo y sus sábanas suaves se convirtieron en el puro infierno al quedar impregnadas del adictivo olor del alfa. Consiguió caer rendido en un par de ocasiones, pero siempre despertaba al cabo de pocos minutos, envuelto en sudor y con su lado más omega retorciéndose de desesperación. Atribuyó tal cosa al aroma del alfa, y es que cada vez que respiraba, ese maldito olor lo estremecía de pies a cabeza, alterando todos sus sentidos, incapaz de hacerle olvidar lo que había sucedido.

Involuntariamente sus ojos se llenaron de lágrimas, lágrimas de impotencia y angustia al no poder dotar de palabras o un sentido claro a sus sentimientos, pues en el fondo, desconocía la razón de su llanto tan amargo, simplemente se trataba de un cúmulo de cosas, un tumulto de emociones contradictorias que se arremolinaban en su pecho y su cabeza, impidiéndole pensar con claridad.

Con cuidado de no lastimarse, se levantó de la cama de y quitó las sábanas de un tirón, lanzándolas lejos, acto seguido abrió la ventana de par en par. Si seguía acostado sobre estas, encerrado en la habitación, terminaría por volverse loco. Abrió el armario, agarró la primera manta que encontró y se tiró de nuevo al colchón, tapándose únicamente con esta. Por inercia respiró hondo, comprobando así que casi todo el olor se había disuadido, el resto del aroma procedía de su propia ropa de forma muy leve, más su agitado corazón se había calmado y al fin, pudo cerrar los ojos hasta caer dormido, permitiéndose disfrutar de varias horas de paz, sin preocupaciones y con la leve esperanza de que al día siguiente todo se viera más claro...

...pero llegó la mañana y nada había cambiado.

La luz del mediodía se filtró por las ventanas del apartamento de Guan Shan y poco a poco, este fue arrancado del sueño. Sus ojos se abrieron despacio, estaban rojos, hinchados y llenos de legañas a causa de las lágrimas. La cabeza le dolía y todo alivio que pudo sentir mientras descansaba, se esfumó a los escasos segundos de despertar.

El rostro de He Tian... el beso... la adrenalina... el dolor... todo seguía dando vueltas en su mente, y se sentía tan real que aun podía notar el dulce cosquilleo en sus labios, su piel erizándose a cada caricia, el calor acumulándose en su bajo vientre, amenazándolo con hacerlo estallar, y por encima de todo eso, el fuerte sentimiento de la angustia, la negación y el miedo.

Chasqueó la lengua con fastidio y se frotó los ojos con violencia, como si así pudiera borrar esas malditas imágenes de su cabeza.

Dios, todo era tan jodidamente confuso...

Solo quería alejarse de todo, huir hasta despejar su mente. ¿Quizás irse lejos de Hong Kong era la solución? Lejos de Tian, donde olvidarse de todo y empezar una nueva vida, sin sentimientos tan amargos de por medio.

Ugh ¿pero qué mierdas estaba diciendo? No podía hacerlo, había construido su vida de mierda en torno a esa ciudad, tenía un trabajo que le gustaba y por primera vez en toda su vida veía un pequeño rayo de luz a lo lejos, entre tanta oscuridad. Simplemente no podía irse, además, muy a su pesar, la idea de abandonar al alfa le encogía el corazón.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora