Capítulo 38.

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No me puedo creer que haya actualizado exactamente en una semana... esto es un hecho insólito, RÁPIDO PEDID UN DESEO!!

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Media hora antes – mansión He.

Sentado en el enorme sillón y con una copa de whisky en la diestra, He Cheng trataba de poner la mente en blanco. Últimamente todo parecía ir a peor; lo del clan Liu, lo de Qiu, lo de Tian, en apenas un mes su vida y estabilidad, tanto sentimental como en el negocio había dado la vuelta, y aquella situación le daba dolores de cabeza... especialmente y en ese momento la de su hermano. Realmente no quería enviarlo a Shanghai, prefería mil veces ir él, pero las circunstancias lo requerían y le preocupaba que esa rebeldía les generara más problemas con ese clan a la larga.

Cansado, echó la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, dejando salir un profundo suspiro. Buscaba descansar un poco de todo, abstraerse y ocupar su mente con otra cosa, pero no había nada que no lo atormentara de alguna manera y de nada servía.

De repente, alguien llamó a su teléfono móvil: era Yao, el chófer. El reloj marcaba cerca de la media noche y sabía que hacía 30 minutos este había llevado a He Tian de vuelta a la ciudad, así que recibir su llamada no le auguraba nada bueno.

Descolgó al segundo pitido.

- Yao, ¿ha ocurrido algo? – mantuvo su voz impasible pese a que por dentro se sentía un poco alterado.

- Señor, no estoy seguro de lo que voy a decirle, pero me pareció ver a su hermano muy intranquilo.

- Explícate – necesitaba asegurar si la causa de esa intranquilidad era por su anterior charla o por agentes externos.

- Estaba nervioso y no paraba de llamar a alguien todo el rato. Me pidió que lo dejara en el Strip Club de Zhengyi.

He Cheng frunció el ceño, con tales afirmaciones no cabía duda de que a Tian lo corrompía algo más allá de sus asuntos familiares, y no podía imaginar otra razón que no fuera aquel pelirrojo.

- Gracias por avisarme Yao – agradeció y colgó, marcando rápidamente el número de Qiu. Quizás solo fuesen preocupaciones irrelevantes o amorosas, pero algo le decía que no era así y necesitaba asegurarse de que su hermano no corría ningún peligro.

El beta respondió pronto a la llamada para alivio del moreno.

- Dime, jefe – dijo con voz neutral, la misma que siempre usaba en el trabajo y que antes de aquella fatídica noche cambiaba a una más pícara cada vez que lo llamaba más tarde de las diez. No quiso pensar en ello, pero su corazón se encogió en contra de su voluntad.

- Qiu, necesito tu ayuda.

- ¿Qué ocurre?

- Quiero que vayas al club de striptease de Zhengyi, creo que Tian puede tener problemas – le avisó mientras se levantaba del sofá para ponerse la chaqueta y agarrar las llaves del coche – yo también voy para allá, tardaré un rato.

El peliblanco se mantuvo unos segundos en silencio, después aceptó.

- Sí – su tono de voz cambió ligeramente a uno más preocupado, y es que a pesar de todo, el tiempo que estuvo en pareja con He Cheng le había hecho incluso cogerle algo de cariño a Tian – ahora mismo voy.

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