Capítulo 11.

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Una suave y relajante melodía de jazz inundó los oídos del mayor de los He cuando abrió la puerta del lujoso bar. Eran altas horas de la madrugada y únicamente había tres personas en la barra; el camarero, Qiu y una mujer pelirroja muy atractiva, con un vestido ceñido que dejaba más bien poco a la imaginación. Intuyó que debía ser una beta también, pues sus feromonas no eran muy potentes.

Estaba bebiéndose una copa con el peliblanco y las confianzas que esta se tomaba en torno a su pareja le hicieron fruncir el ceño. Claramente le estaba coqueteando. Sus instintos alfa le gritaban porque fuera hacia él para hacerle ver a la descarada mujer que era suyo, más se contuvo, llevaban esa relación en secreto y hacer algo así sería peligroso para el futuro de su clan.

- Buenas noches

Saludó a los allí presentes al acercarse a ellos y pudo captar una ligera sonrisa provocadora en el rostro de su amante.

- Señor He... bienvenido

Respondió la muchacha con una radiante sonrisa que ocultaba la verdadera molestia que sentía al haber sido interrumpida en su intento de seducción. El moreno asintió con la cabeza a modo de respuesta a su saludo.

- Preciosa, ¿por qué no nos dejas solos? Tenemos que hablar de asuntos importantes

Le colocó una mano en la cintura instándola a marcharse, bajo la atenta y seria mirada del alfa, y ella, simplemente apuró su copa y se marchó con la misma sonrisa anterior, despidiéndose de los tres hombres de una forma cortés muy forzada.

- Vaya, Señor He ¿qué le trae por este lugar? – bromeó el beta con una sonrisa de lado, pues cuando estaban los dos solos dejaban las formalidades a un lado.

- No tiene gracia, Qiu

La respuesta fue seria, aunque contra todo pronóstico, había un deje de alegría en su voz, alegría que sólo él era capaz de sacarle.

Tomó asiento y el camarero fue a atenderle de inmediato.

- Estaba por cerrar, pero por usted puedo hacer una excepción ¿qué le pongo, señor He?

- Un whisky, por favor.

El barman colocó un vaso sobre la barra, le puso un hielo y vertió el caro líquido ambarino, desapareciendo después en la cocina para terminar de ordenar y limpiar.

- ¿Alguna novedad? – preguntó el más alto clavando sus ojos en el beta, quien ahora estaba concentrado en mover el vaso haciendo girar la poca bebida que le quedaba.

- Creemos que se avecina algo gordo.

- ¿Creemos? – cuestionó el alfa arqueando una ceja.

El peliblanco apuró su copa antes de contestar.

- No estamos del todo seguros. Hemos detectado movimientos sospechosos en el clan Liu pero nada concreto. Llegan rumores de que nos la tiene jurada desde que matamos a uno de sus miembros hace dos noches... – hizo una breve pausa que utilizó para suspirar – ...y no sería de extrañar teniendo en cuenta que ambos eran pareja.

Cheng frunció el ceño, tenía constancia de que el señor Liu era omega de una poderosa descendencia, una anomalía en toda regla, pero a lo largo de los años había demostrado que no por su condición era incapaz de salir adelante, más no sabía que el alfa al que asesinaron estaba vinculado sentimentalmente con él. Sin duda al conocer este dato, las posibilidades de que ambos clanes entraran en guerra o de que tomaran venganza y mataran a alguno de los suyos eran casi del 100%. El corazón se le encogió con la simple idea de que aquel miembro sobre el que ajustaran las cuentas fuera Qiu. Si eso pasaba se sentiría completamente roto y destrozado.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora