Confesiones

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-¿Estas bien?-la voz preocupada de Natasha-Kat, no tienes que estar aquí. Trate de impedir esto y avisarte, no atendiste ninguna llamada.

-Necesito...necesito respirar-me di la vuelta y escuche a mi padre gritar.

Me estaba asfixiando, probablemente un ataque de pánico. Todo me estaba apretando en estos momentos, me faltaba el aire, la cabeza me dolía incesantemente y mi cuerpo estaba muy caliente. Salí casi corriendo de aquella casa alejándome hacia el enorme jardín frente a esta. Me deje caer en una banca alejada y trate de controlarme, no funcionaba.

-Hey, hey-Natasha llegado rápido poniéndose de cuclillas-Respira, hazlo conmigo. Quiero que imites mis respiraciones, ¿bien?-asentí frustrada.

Hicimos eso pero no estaba dando resultados, se alejó de mi al sentir el calor que mi cuerpo amenaba, creo que, estaba siendo demasiado extraño. Ella me veía extrañada, no con miedo, tal vez preocupación.

-Nat, Nat-rogue-ayúdame, yo no se como parar esto..

-Katherine...-sus ojos miraron hacia los postes delgados que ayudaban iluminar todo-¿qué eres?

Voltee a ver hacia donde ella veía. Los postes empezaron a doblarse con agilidad, me asusté y cayeron al instante. ¿Qué estaba pasando? La vi asustada.

-Ayúdame, por favor.-asintió atándose el cabello y el vestido largo.-No quiero hacerte daño, cuidado.

-He estado en lugares peores-sonrío y me tomo entre sus brazos-Ouch. Hierves-intente alejarme pero me apretó a ella-quiero que te enfoques en mis latidos, ¿si? Vamos a respirar juntas, cariño. Yo se que tú puedes, eres capas de dejar esto.

-Yo, yo puedo-asentí contra su pecho sintiendo unas lágrimas caer.

-Mierda-creó que las lágrimas la dañaban también- enfócate, pequeña. Respira hondo y exhala, ¿quieres ir por unos helados después?-su pregunta me confundió- podemos ir por pizza y por unos helados, si quieres después al cine. Prometo no ser tan idiota esta vez si tú prometes no ignorarme como todos estos días.-reí-Eso, ya puedes respirar.

Asentí levemente. Me había distraído completamente, sirvió. Podía respirar, no perfectamente, pero estaba respirando. Hizo pequeñas caricias en mi espalda y sentí que ella se relajó.

-Ya no hierves-me separó levemente de ella-¿mejor?-asentí cual niña pequeña.

-Si, yo estoy perfecta.

-¿Ven? Ella merece estar en nuestro equipo-Natasha y yo giramos al escuchar a Tony, todos estaban ahí viéndonos-Natasha es muy buena en controlar...temas grandes, ya saben, Hulk primero, ahora ella. Será buena.

-¿De qué mierdas hablas, Stark?-Natasha había cambiado, me daba miedo.

-De que serás la domadora de nuestro nuevo miembro.-sonrío cínicamente-No te costo tanto trabajo como creía. Ella nos habría aniquilado a...la mayoría de nosotros.

-¿Qué dices?-pregunte en un hilo de voz.

-Lo obvio, pequeña. Eres poderosa, te convertí en esto-me señaló-por eso te aleje siempre, era mejor mantenerte serena y sedada sin que lo notases. ¿Recuerdas esos exámenes anuales? Eran para estudiar tu evolución, las veces que despertabas cansada, era porque en las noches alguien iba a medicarte cuando veíamos alteraciones en tu cuerpo, peligro.-su sonrisa me repugnaba-Hija, eres el arma que protegerá este mundo.

-Tony-Pepper lo reprendió-Katherine, él no quiso decir eso.

-Claro que si. Ella tiene ese propósito.-se acercó a mi y tomo mi rostro con fuerza. Natasha Quito el agarre inmediatamente-Serás quien proteja todo, estamos en tus manos.-me abrazo-pero tú y tu inexistente estabilidad, están en las mías. -susurró alejándose.

Bad romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora