Reunidos

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POV Natasha

Estaba nerviosa, impaciente y aterrada. Todo estaba siendo demasiado, estaba experimentando últimamente una rabieta de celos y si, me encanta recalcar que lo mío es mío, pero jamás a el nivel en que ahora mismo estoy llegando. Deje el quinjet en piloto automático para poder ver a Katherine dormida con Sophia en brazos, la abrazaba protectoramete con ambos brazos, como si tuviera miedo a perderla. Justo como yo ahora tengo miedo a perderlas a ambas en esto.

Lo que me lleva al siguiente punto. Melina y Alexei. Ellos no son la mejor figura de familia, pero hace años cuando me escapé de la habitación roja ellos me ayudaron. Ocasionando que refundieran en la cárcel de máxima seguridad a Alexei y obligarán a Melina a regresar bajo amanezas. Ellos no eran perfecto, pero estaba segura que todos esos argumentos los usarían para reclamarme el ser una imbécil y alejar a Katherine "embarazada".

No quería ni imaginar a Melina en cuanto llegáramos. Por teléfono ella me grito todo el diccionario de groserías en ruso porque Yelena abrió la boca sobre lo que le hice a Katherine, la maldita apuesta. Tome mi cabeza entre mis manos imaginando lo tedioso que sería eso.

Por parte de Alexei no me salvaba tampoco. Su lema era "proteger a sus mujeres" vaya, que tampoco lo hizo tan bien, pero trato. Estaba segura que poco seria si él me toma del cuello de mi traje colgándome del edificio más alto por abandonar a mis mujeres. Y Yelena, Dios. Yelena siempre me recriminará lastimar a quien me cuido y dejar a Sophia. Maldita sea.

-¿Estas bien?-susurro Katherine.

-Solo pienso. Mis padres están furiosos conmigo.-se levantó cuidadosamente dejando a Sophia recostada-Yelena supo sobre la apuesta y les dijo a mis padres. Ellos no están felices conmigo y Yelena se volvió algo distante desde que lo supo hace meses atrás.

-Supongo que le caigo bien a tu familia.-dijo sonriendo-Estarás bien.

-No es lo único, me preocupa que todo salga mal. Jamás tuve miedo antes, creo que por eso te hacían lo que te hacían en la habitación roja.-ella me vio curiosa cambiándose de asiento a mi lado.

-¿Qué cosa?

-Nos enseñaron que el amor era inexistente para nosotras. Somos simples armas.-dije bajando la cabeza.

-No eres un arma, Natasha. Eres una mujer.

-Nos quitaron nuestros úteros por una razón. Los hijos te hacen débil y vulnerable porque ellos son lo que temes dañar, no soy la mamá de Sophia.-veía a la pequeña rubia esbozar una sonrisa entre su sueño haciendo que mi pecho se sintiera lleno-Pero me llena el miedo de que ella salga lastimada al igual que tú aquella vez con Dreykov o que pierda a su mami. No quiero que ustedes pasen cosas así, no es justo para ambas.

-Yo acepte venir, a regañadientes pero lo hice, Nat.-Kathe sujeto mi mano-Sophia nos tiene a ambas para cuidarla, yo no tenía a nadie en ese entonces cuando tuviste que irte y sin embargo, hiciste de todo por protegerme. Ella nos tiene, tiene unos abuelos genuinos que la adoraran, una tía temperamental y más familia. Te apuesto que ella no estará sola si algo nos sucede.-pegue mi cabeza a su pecho-No es lo que quiero, la idea de dejarla me destroza al igual que a ti, incluso más. Pero tengo la seguridad de que tiene personas que jamás la dejarán sola, ella no pasará lo que nosotras.

-¿Por qué hacer esto?-me queje-¿Por qué te arriesgas y vienes a esto? Puedes quedarte en casa con ella tranquilamente.

-Quiero un mundo donde sepa que hice cosas para protegerlo, para hacerlo un lugar donde mi hija pueda vivir.-admitió tomando mi rostro entre sus manos-Quiero un mundo bueno, para las tres.

-Quiero eso, pero con una familia...lo único que quiero es estar bien.-ella sonrío dándome un beso que ayudó a tranquilizarme.

-Amor, estarás bien, estaremos bien.-asentí. Si ella lo dice, es porque será así.

Bad romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora