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Natasha veía seria hacia mi junto a Coloso y Wilson. Tony estaba en la entrada mientras veía a mi madre sacado de orbita, mi madre no se encontraba tan afectada, pero veía lo tensa que se había puesto al verlo y de alguna forma, había culpa en su mirada.

-Esto es muy incómodo- susurró la chica a mi lado ganándose un codazo de mi parte-Coloso y yo podemos explicar lo que la pelirroja quiere, si es que prefieren pasar a ese tema ahora.

-Me gustaría que pasáramos a ese tema.-aseguró Steve.

-Deben ir ustedes, yo tengo un tema más familiar que atender.-dije viendo la mirada de ayuda que me extendía Anette.

-Claro, tú toma tu tiempo y nosotros nos encargaremos.-aseguró Coloso dándome una sonrisa de apoyo-¿Algún lugar donde podamos hablar?

-Por su puesto, por aquí.-habló Sam.

La mayoría salió de ahí, dejándonos a Tony, Anette, Natasha y a mi. Por los cristales pude ver a Yelena y sus padres pasar hacia donde los demás estaban, pero al ver la escena prefirieron solo saludar con una mirada y seguir su camino. Me acerqué a Natasha que estaba seria, no molesta, pero sabía que nos debíamos una platica.

-¿Quieres que me quede?-dijo en tono neutro.

-No es necesario. Lamento no contarte nada pero...aún no llegábamos a eso.-mordí mi labio inferior evitando su mirada seria-Ve para que ellos te digan lo qué pasó y puedan responder tus dudas, lo necesitas.

-Lo sé.-volvió a decir sería-Pero eres mi novia, ¿no es así? Debo estar para apoyarte aunque me hagas enojar no diciéndome las cosas.-sonreí tontamente- Luego me explicarás tú.

-Es por eso que yo te amo demasiado, Natalia.-entrelazó nuestras manos.

-Yo te amo. Me quedare en aquella mesa.-señaló al final de la habitación-Tú debes hablar con ellos y si quieres que en algún momento te saque de eso, simplemente háblame y te sacaré de inmediato. ¿Si?-asentí hipnotizada por sus ojos verdes-Entonces ve.

-Te amo.-di un corto beso alejándome sintiéndome nerviosa.

-No puedo entenderlo. ¿Cómo sigues con vida?-las palabras de Tony salían con dificultad - Todos estos años, fue una tortura y tú estabas viva.

-No fue tan fácil como lo haces parecer.-respondió mi madre a la defensiva.

-¿Entonces? Nos dejaste solos, tuve que criar a nuestra hija. Te llore cada noche.-reí burlona.

-¿Llorabas antes o después de emborracharte?-respondió haciendo que yo lo viera firme-Katherine me contó como cambiaste, como fue de sencillo enviarla a un internado para deshacerte de ella. ¿Eso es criar una hija? No me hagas reír, Anthony.

-Hice lo que pude, no sabía que hacer con ella.

-Y preferiste mandarla lejos de ti. El camino fácil.-conteste esta vez yo amargamente.

-Katherine, esta charla es entre ella y yo, no te metas.-advirtió enojado.

-No te atrevas a volver hablarle mal a mi hija. Porque aunque no lo quieras aceptar ahora, es mi hija.

-No estuviste ahí.

-Me parece que tú tampoco.

-¿Por qué estás aquí?-pregunto prepotente.

-Porque mi hija me pidió venir. Haré lo que ella necesite. No te creas tan importante como para creer que regrese por ti, Edward.-la quijada de Tony se desencajó. Había perdido y lo sabía.- ¿Hablaremos bien o pretendes seguir peleando?

-Bien.-tomó aire y lo soltó- Hablemos tranquilamente.

-Más te vale.-una corta sonrisa apareció en el rostro de Anette- Cariño, ve dentro. Tony y yo tenemos mucho que platicar, ¿No es así, Edward?-él asintió como si fuera un hombre a devoto a ella.

Bad romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora