Estaba nerviosa, tenía mucho sin ver a mi mejor amiga, jamás nos habíamos separado tanto tiempo, ni siquiera por vacaciones cuando estábamos esn la escuela. Ángela fue mi mejor amiga desde que tengo 16. Ella entró a mi último año de escuela porque había causado un problema y estuvo en mi curso, hicimos el examen de admisión a nuestro internado, que no fue demasiado necesario. Después de hacerlo nos pasaron a dirección otorgando nuestras llaves de habitación. Privilegios de ser de familias demasiado adineradas. Desde entonces, ella y yo somos inseparables, almas gemelas, como solemos decir.
Compre un café para ambas, cargado y con 3 de azúcar, leche de soya para ella y con leche de almendras para mi. Un shot de expreso como solía pedirlo y me dirigí hacia la salida donde se supone que ella saldría. 6:45, justo a tiempo y con tiempo para esperarla.
Faltaban al rededor de 30 minutos para que ella llegara y todavía el bajar del avión, el equipaje. Una hora faltaba. Me entretuve leyendo Carol, una novela LGBT antigua. En verdad quería entender de mejor manera lo que me pasaba con Natasha, lo que una relación con una mujer es. Soy nueva en esto así que sacar información de todos lados posibles, es lo único que puedo hacer.
-KATHERINE-el grito de mi mejor amiga me saco por completo de mi burbuja lectora-Dios, te he extrañado demasiado.
Me puse de pie y corrimos a abrazarnos. No sabía lo mucho que la necesitaba hasta que sentí las lágrimas rodar por mis mejillas, ella siempre fue mi ancla y no tendría idea que rumbo hubiera seguido sin ella. Me abraza aún con mas fuerza, ella sabía que la necesitaba.
-Dios, Kathe. Ya estoy aquí, prometo que no volveremos a separarnos tanto tiempo-asentí aferrada a ella- Mamá planea vernos esta semana, sabes que se vuelve loca cuando ambas estamos cerca de ella, pero antes. Necesito que me platiques todo, ¿bien?
-Si, si-limpie las lágrimas con las mangas de mi suéter-traje un café, como los de siempre.
-Por eso te amo.-beso mi mejilla y tome el café que estaba en el asiento detrás de nosotras.
Tome mi bolso y la ayude con la maleta que llevaba aún lado, así ella empujaría el carrito con el resto de equipaje. Si, esta es Ángela, una hermosa mujer curvilínea, de ojos expresivos y salvajes, sonrisa cálida, cabello perfecto y rubio, piel impecable y una exagerada por completo. Mi mejor amiga era hermosa, sin duda, pero su exageración superaba su belleza. Había más ropa en aquellas maletas que ropa mía en mi departamento, y acabo de ir de compras.
Tenía suerte por completo que había alquilado por hoy una camioneta. Una Suburban había sido lo más rápido que encontré, enorme, a mi parecer. No me molestaba, pero no era algo que me gustara conducir. Subimos las maletas que ocuparon prácticamente cada rincón de la cajuela y subimos ambas. Mi celular comenzó a sonar dejando ver en la pantalla de la camioneta quien era. Tony.
-Me está esperando. Necesita que vaya con él.
-Igual que tú en tus cumpleaños.-bufeo y oprimió el botón de contestar, gruñí y manoteamos hasta que ella ganó.
-Katherine, llevo una hora y media esperando en el laboratorio y no veo señal de ti. ¿Dónde estas? Me estás esperando, jovencita.
-Buenos días a usted también, señor Stark. Lamento informarte que SU hija no irá a verlo ni hoy, ni mañana. No en mi guardia. Le sugiero que se siente, no se vaya a cansar de esperar.
Rayos, estos momentos siempre los odie. Desde que Ángela y yo somos mejores amigas momentos como estos eran completamente fijos siempre que Tony marcaba haciendo una petición o algo parecido. Ellos dos podían tomarse horas discutiendo y ninguno daría su brazo a torcer.
-Ahora veo porque mi hija se ha distraído. Siempre dije que eras una mala influencia para ella, la echabas a perder.-dijo con recelo- Más te vale estar aquí Katherine, no lo repetiré.
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Bad romance
Teen FictionSer la hija de Tony Stark no es como todos creen. Una historia de ¿amor? Desde dos puntos completamente distintos.