Abrí los ojos sintiendo mi cuerpo más cansado de lo que alguna vez. Me costó acoplarme a las luces de la habitación, pero en cuanto lo hice lo primero que vi a mi lado era a mi esposa abrazada a nuestra pequeña.
Natasha parecía cansada y tenía una mano vendada. Creo que en verdad la había lastimado con las fuerza en que apreté su mano. Aunque me sentía agotada podía ponerme de pie y eso era lo que agradecía que mi parto haya sido natural.
Me puse de pie y fui en el más absoluto silencio a darme un baño. Aún caminaba con dificultad y me dolía con mucha fuerza en la zona donde había sido desgarrada. Al mirar abajo pude apreciar leves gotas de sangre caer.
Nunca más haría esto. Terminé de bañarme y coloque una faja, aún tenía que el cuerpo desecho por el parto apenas ocurrido. Puse la ropa interior con unas toallas en caso de sangrado y una vez bien vestida, salí del baño.
Jamás había sido tan difícil hacer algo tan fácil como un baño. Estaba segura de que había durado más de una hora dentro de ese baño.
-Hola, cielo.-murmuró Natasha dejando a la bebé en la cuna-¿necesitas algo?
-Si, tengo mucha sed y hambre.-ella asintió acercándose a mi-¿Qué haces en ropa interior?
-Leí que era bueno para el vínculo de madre e hija. Parece gustarle.-sonreí ante la ternura de sus palabras-¿Entonces, cuál será el nombre de nuestra pequeña?
-Natasha, ¿en serio quieres ponerle así?
-Puede tener dos nombres.-su puchero alivio cualquier dolor que vagara por mi cuerpo-Por favor.
-Esta bien, le pondremos Alice. Pero quiero que sepas que es porque también me gusta.-Ella brinco a mi abrazándome-Oye, aún duele.
-Lo siento, lo siento.-murmuro besando mi rostro-¿El otro?
-No lo sé, me gusta realmente el nombre. Solo no quería que ganaras a la primera.-rodó los ojos y me aferré mas a ella-Pero no nombraremos nunca más a algún perro o algo con nombres de películas que veas. ¿Entendido?
-Me doy por bien servida.-dejó un último beso en mi frente separándome de ella para que pudiera ver sus ojos verdes luminosos-Los niños están en casa de tus padres. Esta bien.
-¿Mi papá?
-Bueno, tuvieron que darle atención pero está en casa, supongo. No debes preocuparte, cariño. Pasaremos la noche aquí y mañana temprano veremos a nuestros bebés juntos.-asentí bostezando un poco-Traeré tus peticiones, ¿estarás bien con la gorda?-reí y golpee el brazo de mi esposa-Te amo.
No espero respuesta y salió de la habitación. Me acerqué aún despacio, a la cuna. Era preciosa, sus cabellos cobrizos estaban paraditos y rebeldes, mantenía su puño en su boca y era muy gordita. Demasiado abrazable y adorable.
La tome entre mis brazos sintiendo su bostezo y removerse lentamente. Habían pequeñas pecas en su rostro apenas perceptibles y ahora podía ver sus cejas claras, incluso con leves rayos naranjos. Era pálida. Tal vez eso cambie conforme crezca.
Los rasgos de Natasha estaban ahí, suponía que el puño era algo de ella. Sus pequeños ojos se abrieron y podía verse algo claros, no podía distinguirse muy bien que color serían. Dio una muy pequeña sonrisa y comenzó a removerse.
-Listo, traje todo. Jugo, fruta, sopa y un poco de carne.-Natasha entro con un carrito con todo lo necesario-¿Abrió los ojos?
-Si, son lindos y grandes.-murmuré sentándome en la camilla para alimentar a Alice-Siento que me explotarán en algún momento.-le dije refiriéndome a mis senos-Duele tenerlas tan cargadas de leche.

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Bad romance
Teen FictionSer la hija de Tony Stark no es como todos creen. Una historia de ¿amor? Desde dos puntos completamente distintos.