Bali pt. 2

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-Amor, no tan profundo.

-Cielo, tranquila. Sophia es perfecta nadando.

-Es muy pequeña, sujétala bien.-ella levantó el pulgar y volvió a lo suyo con Sophi.

Ambas parecen disfrutar más que yo el viaje, no es que no lo disfrute pero siempre hacen algo que me preocupa. No entiendo como termina convenciendo a todo aquel que dejen entrar a mi hija a cosas para niños mayores.

Bueno, claro que lo entiendo. Cualquiera en buen sentido no le negaría nada a mi mujer viéndola con aquellos trajes de baño que le quedan de maravilla. Retome el libro que había conseguido esta mañana en una tienda pequeña justo cuando fuimos en busca de más ropa para nuestra estadía aquí. Podía escuchar las risas de ambas y los murmullos sobre Natasha enseñándole a mantener buena respiración debajo del agua a Sophia.

Me encantaba la forma tan maternal y aniñada en que la relación de Natasha y Sophia se da, son increíbles juntas y aunque Natasha no mide riesgos muchas veces, no podría estar más feliz por esto.

También Natasha había decidido extender las vacaciones y no dejarlo solo por conocer Bali. Había planeado ir a lugares cercanos con la excusa de "poner en orden sus ideas" y a pesar de que yo tenía que ajustar mi agenda y dejar a alguien encargado de mi trabajo para no dejar morir a Ángela, acepte porque no pensaba dejarla sola. Si Nat necesitaba tiempo para pensar, eso tendría.

Tome un poco del cóctel típico que había pedido cerrando mis ojos. Debía admitir que el lugar era de lo más relajante y pasivo del mundo, un momento, ¿por qué ya no escucho a Nat ni a Sophia? Abrí los ojos buscando en dirección a la alberca pero no estaban ahí. Mierda, a esto me refiero con que ellas me sacan canas de tanto estrés.

-Naty, ahora.-la voz de Sophia en la parte trasera del camastro me asusto.

-Que quede claro que fue su idea.

Aún con la mano en mi pecho, Natasha me sujeto fuerte cargándome sobre su hombro y corriendo hacia la alberca. Me abrace a ella para no tragar el agua y ahogarme, ella tomó mi cintura haciéndome salir a flote, apenas tome aire y entre sombras que no distinguía porque mi cabello cubría mi rostro la golpeé múltiples veces, ella reía sin parar y Sophia un poco más lejos igual.

-Mi turno.

-Sophi, no.-advertí quitando todo mi cabello, ella sonrió sin importarle lo que había dicho-Sophia...

-Bala de caño.

El,a tomó impulso corriendo y arrojándose a la alberca. Natasha tuvo que meterse junto conmigo de nuevo a lo profundo para poder sacarla, ¿por qué no podían comportarse? Sophia salió riendo con sus ojos un poco irritados de tanto estar en el agua.

-Es hora de que salgas, iremos a comer algo.-mi pequeña rubia enredo sus piernas en mi abdomen.

-Pero mamá dijo que podíamos nadar hasta tarde.

-Tu mamá dejó de pensar bien por tantos toboganes. Es hora de comer.

-No le digas a mi hija que estoy loca, ¿quieres?-me abrazo por la espalda dejando besos en mi hombro y cuello-Juro que muero de hambre, podría comerme ahora mismo todo lo de un batallón completo. ¿Dónde comeremos?

-Iremos al restaurante que está cerca del mar, ese al que tanto han querido ir ambas.-los ojos de ambas se iluminaron-Si, ya. Ustedes ganaron.

-Te dije mamá, mami no iba a...¿cómo se dice?

-Resistirse.

-Eso.-aseguró haciéndonos reír.

Las tres salimos de la alberca para ir a tomar un baño. Como Natasha se encargó de Sophia en la alberca, yo me encargaría de bañarla y alistarla, así ella podría bañarse primero. Debía admitir que mi mujer ha estado mejorando en cuanto tratar a un niño, no es que fuera mala, solo que ahora ya es más responsable y ella aunque es mala coordinando la ropa de Sophia, adora peinarla con pequeñas trenzas.

Bad romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora