Disculpas

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Yelena era de mi tamaño, pero era muy veloz. Su mano sujetaba la mía con fuerza, como si fuera una niña pequeña. De cierta manera a lado de ellas y peleando, lo era.

-No eres nada atlética. El cerdo de Melina va más rápido que tú.

-Que linda eres, ¿te lo han dicho?-esquivamos algunos trozos de...¿nave?-Perdón, pero. ¿Estamos en aire?-ella rio burlonamente.

-No voy a negarlo, eres hermosa y hay algo en ti que me llama la atención.-ella caminaba despreocupada y yo solo seguía el camino que ella dejaba para mi-Pensé que Natasha se iría por alguien ya sabes, fuerte, temible. Siempre creí que buscaría alguien que domaria la bestia que es, no un coorderito.

-Bueno, yo siempre quise imaginar que moriría de buena forma, no con una burlona enana.-me defendí.

-Somos de la misma estatura, te vuelve enana a ti también.-se rio nuevamente-Andando, tengo que proteger tu trasero, no quiero un paralizador en mi cuello si dejo que algo te pase.

-Quiero irme a casa.

-Y yo un viaje a la playa todo pagado. No todo es posible.-ella era realmente molesta, Ángela sería buena amiga de ella.-¿Por qué mi hermana me pone de niñera?

-¿Natasha es tu hermana?-llegamos hasta unos escombros.

-Si.

-Eso explica el sarcasmo y lo insoportables que son.

-Ella sabra que le has dicho así.-Yelena veía fijamente detrás de mi-Bien, haremos algo nuevo. Tú buscaras algún paracaídas o algo donde subirte para llegar a tierra, yo iré a quemar un pajarraco, ¿bien?- no espero mi respuesta y se alejó- Perfecto, linda charla, cuñada.

-Hey, no. Me voy a morir aquí.-ella me ignoro y continúo corriendo.

-No lo harás, no si mueves el trasero.

El mismo hombre que me había golpeado subía a algo parecido a un helicóptero, varios hombres con traje y armados subieron protegiéndolo. Yelena corrió hacia a allá y subió encima, intentaron dispararle sin algún mérito. Uno de ellos notó mi presencia y disparó hacia mi, todo se volvía en cámara lenta. Maldición. Un cuerpo me arrojó junto a él haciéndonos caer duramente al suelo. Hoy no era mi mejor día.

-¿por qué te quedaste quieta?-Natasha parecía regañarme-Anda, apúrate.

Me tendió su mano para ponerme de pie, noto a Yelena arriba de aquel artefacto de muerte.

-YELENA, NO.-su voz sonó desgarradora.

-Esto fue divertido.-grito la rubia con una sonrisa melancólica.

Mi cuerpo se sintió tenso, ella no iba a morir. Tome el objeto entre sus manos y lo incierto en un motor haciéndolo explotar, con mis manos hice un movimiento que alejó el helicóptero encendiéndose apuntó de explotar de Yelena. Natasha me giró a ver sorprendida.

-Ve por ella, yo veré la forma de bajar.

Natasha corrió hacia donde había unos paracaídas, sujeto uno a mi cuerpo de forma rápida.

-Lo lamentó.-me dio un beso corto en los labios y me arrojó.

-MERDA.

Toda la adrenalina estaba a flor de piel. El suelo se veía demasiado lejos, ¿por qué un maniático decidió poner su sede malvada en el cielo? Mis lágrimas caían a la nada, mis gritos hacían que mi garganta ardiera demasiado y el miedo me estaba consumiendo. Yo no tenía porque estar pasando cosas como estas, jodido Stark, jodido hombre gordo que mandó a secuestrarme, jodida Natasha.

Bad romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora