En cuanto me desperté me metí a duchar. No solía demorar demasiado, así que salí rápido. Me coloqué unos pantalones, una blusa verde oscuro y una chamarra de mezclilla. Seque mi cabello con la toalla y coloqué mis lentes. No es que siempre los usase, pero sin duda podía ver mucho mejor con ellos, podía ver bien sin ellos, pero detallaba más con ellos puestos.
Nunca ponía nada de maquillaje, sólo bálsamo de fresa para evitar que por el frío se agrietaran. Supongo que por genética traía cosas buenas, o bueno, eso decía mi amiga Ángela en la universidad, siempre.
Soy de tés clara, no tanto para parecer fantasma, ni muy trigueña, es un punto medio entre ambos. Mi cabello es castaño, no muy oscuro. Mi altura es horrible. Quería ser como aquellas chicas altas pero me había tocado tener la estatura normal de 1.61. Y odio el ejercicio, en la universidad todas las chicas o al menos la mayoría, eran demasiado atléticas. Yo por mi lado era de cuerpo delgado, genéticamente. Siempre ocultaba mi cuerpo con la ropa y amplios suéteres o chamarras. Mis pechos eran grandes y me avergonzaba que la gente mirara, así que por eso asaba blusas grandes y cubiertas.
Mis ojos eran de un café claro, en el sol parecían algo anaranjados. Mis facciones son...normales, aunque como digo, mi mejor amiga, Ángela y algunas chicas más de clases, me dijeron que eran demasiado bonitas e incluso, únicas. Mi nariz era respingada pero ninguna de mis facciones se notaban mucho detrás de los lentes y del cabello que aveces los cubría. La verdad era mejor, me sentía nerviosa si alguien me veía.
Tome mi celular, unos audífonos y los coloqué en el bolsillo de la chamarra, corrí para buscar unos convers de una maleta y cuando estuve completamente lista, decidí salir rumbo a la cocina. Estaba muriendo de hambre. Llegue a la cocina y encontré a Pepper muy bien vestida, demasiado formal.
-Oh, buenos días.-me sonrío.
-Bueno días-agache la mirada sonrojada-Solo vine para tomar algo de desayuno.-pase despacio hacía la nevera.
-Hey, tranquila. Hice unos huevos y te deje jugo.-me volte para ver todo en la barra-Yo tengo que irme. Tony está terminándose de bañar, espero no te moleste desayunar sola.
-Claro, no te preocupes. Estoy acostumbrada.-me senté en un banco-Gracias, por cierto.-sonrío tomando su bolso.
-De nada, nos vemos al rato. Cuida que tu padre no haga locuras.-comenzó a salir pero se detuvo-Y que no te contagie las que ya tiene.-reí con timidez y asentí.
Coloqué mis audífonos y Taylor Switf se hizo presente. Mientras tarareaba "22" comencé a comer, evite el jugo de naranja ya que era alérgica a las naranjas. En cuanto termine tome un vaso de leche y limpie todo mi desastre. "Skinny Love" de Birdy se hizo escuchar por los audífonos y comencé a cantarla mientras lavaba los trastes.
-¡Oye!-pegue un brinquito en cuanto escuche a Tony en mi oído-Dios, llevo hablándote hace horas.
-¿Y tenias que asustarme?-seque mis manos quejándome-Casi muero.
-No seas dramática. ¿Por qué siempre traes esas cosas?-hizo señas repetidas a mis audífonos.
-Oh, es porque me mantiene entretenida. Lo siento-agache mi rostro-Trataré de no usarlos tan seguido.
-No te preocupes, solo no los uses siempre. Me quedaré sin voz de tanto gritarte.-me dio una sonrisa cálida-¿Lista? Iremos a la torre, planeó dejar el lugar habitable en esta semana, así podremos mudarnos allá.-asentí obedientemente-¿Siempre eres así? ¿Callada y asintiendo a todo?-me ruborice enseguida.
-Lo siento, solo. Eso es lo que siempre hago.-agache mi mirada y tomo mi mentón.
-Deja de disculparte por todo. No tienes porque hacerlo, así que andando. Será un largo día, pequeña.
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Bad romance
Teen FictionSer la hija de Tony Stark no es como todos creen. Una historia de ¿amor? Desde dos puntos completamente distintos.