Mi corazón estaba latiendo tan rápido como era permitido, creo que incluso más. No podía ver nada, todo estaba completamente oscuro, creo que había caído hace algunas horas por alguna droga, me sentía anestesiada aún ¿Dónde estoy ¿Quién hace esto? ¿Por qué? Demonios, Ángela.
El ajetreo de lo que sea donde iba transportada, había cesado. No tenía idea de cuanto tiempo había pasado con los ojos vendados desde que...me secuestraron. Solo recuerdo escuchar un golpe fuerte en la puerta de entrada, seguido los gritos de Ángela y por último una sombra grande y tétrica entrar a mi habitación de forma estruendosa. Después, todo se volvió oscuro.
-Bájala, es hora de utilizarla.-una voz ronca, y aseñorada.-Anda, apúrate.
Lo siguiente que se escuchó fueron pisadas fuertes, alguien me levanto cual costal de papas sin problemas y comencé a gritar. Era estúpido, nadie escuchaba, si Natasha no se hubiera largado a quien sabe dónde, ella habría evitado esto. Si, soy ahora una damisela en peligro.
-Andando. Él la quiere ya ahí.
Siguieron ignorando mis gritos, la luz de lámparas o focos se trasparentaba un poco bolsa negra que yo llevaba en la cabeza, estoy comenzando a hiperventilarme. Lo que sentí después fue como me arrojaron al suelo, estaba frío y yo llevaba solamente un short de pijama. Carajo.
-¿Qué significa esto?-esa era la voz de...Natasha.
-Un regalo, para que veas que no bromeo. Natasha, tengo el control en todo el mundo.-su voz me causaba algo de miedo-Abre tu regalo, por favor.
Se acercaron a mi y me quitaron la bolsa de la cabeza. Me costó adaptarme a la luz que había en el lugar, una vez me adapté Natasha estaba frente a mi con el cabello perfectamente trancado y con unos golpes en el rostro, no se notaba mucho. Mi corazón dio un vuelco, sabía que estaba secuestrada por gente peligrosa, no es que Natasha llevara una vida tranquila, me lo advirtió.
-¿Estas bien?-toque cuidadosamente su rostro, estaba seria.
-Eso debería preguntártelo yo a ti. ¿Qué haces aquí?
-Ya sabes, un poco de aire fresco, lo necesitaba.-dije burlona, creo que es el nerviosismo el que me pone a hablar así.
-Estás muy divertida.-susurró aún en un tono frío y duro-te sacare de aquí.-se puso de pie-¿ella qué?
-Ella es tu motivo por el cual debes volver aquí, obedecerme. Haremos las cosas por las buenas.-Natasha tenía una postura imponente, pero aquel hombre parecía no temerle.-Tú haces lo que pida y yo no vuelvo a tu noviecita en uno de los cerdos que obedecen a Melina.
-Ella no tiene nada que ver conmigo.-Ouch.
-Ella tiene razón, señor. Se quien sea usted, yo no tengo nada con ella.-él dio una risa burlona.
-Eres una pequeña mentirosa. Tus ojos te delatan, la forma tan profunda en que la ves. ¿Por qué la ves así? Ella no es nada, nadie.-se acercó a mi amenazantemente-Eres una idiota, personas como ella jamás se enamoran. Yo la crié, yo la hice.-me tomó fuertemente del cabello poniéndome de pie de golpe.
-Suéltala.-Natasha quiso disparar pero no pudo.-Déjala ir.
-Aun no entiendes, Natasha. No está a discusión, tómalo o...-volvió a jalar mi cabello haciéndome llorar, levantó mi rostro bruscamente para que viera a Natasha-Explotare quien ella es. Sabes que puedo hacer un fiel corderito en un salvaje animal, solo mírate. Aunque seas una vengadora, siempre serás quien hice aquí, en casa.
-No lo haré, no haré eso por salvar a una simple mujer.- ¿ella tenía que ser cruel conmigo?-Has lo que quieras con ella, no pondré en peligro a más personas por ella.
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Bad romance
Teen FictionSer la hija de Tony Stark no es como todos creen. Una historia de ¿amor? Desde dos puntos completamente distintos.