¿Puedo?

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POV Natasha

-¿Segura no vas a necesitar algo más?-era la quinta vez que preguntaba-Deje el antibiótico para el dolor de cabeza y si algo pasa, no dudes en llamarme.

Ella asintió mordiendo su labio inferior, odiaba que hiciera eso, ella ya lo sabía, por eso lo soltó al instante y sonrió apenada. Ella estaba haciendo algo conmigo.

-Lo siento-dijo de inmediato.-¿quieres pasar?-enarque mi ceja y ella se sonrojó.

-Claro, así me aseguro que te tomes la pastilla-ella se hizo a un lado dándome paso-quedo increíble.

Era cierto, su departamento era hermoso. Al principio creí que tendría tonos rosas y...pasteles, me sorprendió lo neutro y elegante que estaba todo. Demasiado limpio, ordenado todo en cada lugar perfectamente, incluso puedo llegar a decir que por su ansiedad y tal vez, su orden compulsivo, tiene todo dividido en una sección. El mueble con los vinilos ordenados por orden alfabético me lo confirmó.

-¿Gustas agua?-dijo tímidamente y asentí- bien, toma asiento si gustas. Vuelvo en seguida.

Ella se alejó y yo solo podía estar consumida en mis pensamientos. Jamás en la historia de mi vida alguien me había afectado de tal forma, jamás me había preocupado por alguien que no fuera yo o...mi familia, o la que se supone que es.

La manera en que me hizo sentir el verla tan mal, drogada en una camilla, tan indefensa. Tony me pagaría aquello, no solo a mi. El equipo completo estaba en contra de él y sus "ideas" de salvar al mundo. ¿Qué tipo de padre pondría a su hija como un escudo para el mundo? Tiene que ser alguien tan podrido como él. Ni yo estando tan...quebrada y siendo un completo mounstruo pondría a un hijo mío en el blanco de cualquier peligro.

-Aquí tienes-Katherine me saco de mis pensamientos-¿todo bien?

-Eso debería preguntártelo yo a ti-ella sonrío con tristeza y se sentó a un lado de mi-No debes de darle el poder de que te afecte de esa manera, lo sabes.

-Quisiera poder hacer que no me afecte, pero es mi padre y eso jamás se puede borrar, por más que quiera. Todo lo que él hace en mi contra siempre me duele.-era notoria la nostalgia-¿cómo se supera que mientras tu padre hacía una familia perfecta, una esposa e hija, te alejaba cada vez más?

-Bueno, jamás tuve un padre-admití- pero quiero creer que de haberlo tenido, jamás me habría hecho algo igual.

-Estoy segura que te adoraría. Serias la luz de sus ojos-agachó la mirada-porque eres alguien que podría hacer iluminar cualquier lugar, solo siendo tú.

Jamás alguien me dijo algo igual. Mi estómago se tensó completamente ante sus palabras. Maldita niñata, me pone de todas las maneras posibles y ella ni siquiera es consciente de eso.

-Gracias-sonreí-Tú no necesitas que tu padre te note o deje de ser estúpido contigo. Tal vez te haría la vida más sencilla y agradable que él no fuese un imbécil, pero algo aprendí en la vida, pequeña.-ella me veía ahora directamente a los ojos-la vida tiene un costo. Personas imbeciles, momentos difíciles e incluso obstáculos, pero todo eso, mientras más sean, mayor será tu recompensa.-me levante y le extendí mi mano haciéndola levantar-y tú. Tendrás la mayor recompensa de todas, estoy segura.

-¿Tú?-se estremeció al sentir que la pegaba a mi.

-Daria lo que fuese por ser merecedora de tal nombre, pero estoy segura que tú-acaricie su rostro-tendrás todo lo que alguien tan perfecta como tú merece-corrí un mechón detrás de su oreja- pero...puedo hacer lo posible por acercarme aquello, aunque jamás esté a la altura.

Bad romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora