Confusión

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Termine de arreglar mi escritorio por millonésima vez, los nervios tenían tomado mi cuerpo. No es fácil estar sin consumir alguna cosa estando en un hospital lleno de medicamentos con los que podría drogarme fácilmente.

No llevaba demasiado en eso y de cierta forma lo hacía algo peor, eran más continuas las ganas de mantenerme entumida. Salí del hospital casi volando, tome el primer taxi que encontré para ir donde me podrían ayudar.

-Gracias-extendí el dinero y baje.

Entre al lugar, se escuchaba algunos murmullos y no se veía mucha gente por el lugar. La vi a lo lejos y alguna parte de mi cuerpo se relajó, necesitaba esto. Ella me observo, se disculpo con quien hablaba y me acerque con lágrimas en los ojos. La abrace y me rodeo con sus brazos. No entendía que tan mal la estaba pasando hasta ahora que en un simple abrazo me desmorono.

-Hey, está todo bien. Todo esta bien, cariño.-acarició mi espalda con dulzura-Estoy aquí para ti, siempre.-asentí aún llorando.

-Me estoy muriendo por hacerlo de nuevo.-mis palabras salían golpeadas. Me estaba quedando sin aire.

-Cielo, respira conmigo, ¿puedes?-trate de asentir. Me ayudo a sentarme en una silla-Sigue mis respiraciones, tú puedes.

Hice lo que ella pidió, tomó una de mis manos poniéndolas en su pecho para que pudiera contar sus corazonadas y así distraerme. Cuando mis respiraciones comenzaron a ser más normales, me envolví en su cuello.

-No puedo, tengo una niña que depende de mi y yo lo único que quiero es algo que me saque del planeta. No entiendo porque.-pase mis manos por mi cabello con desesperación.

-Porque has pasado por mucho toda tu vida, siempre superando todo a tu paso. Tu cuerpo después de que consumieras por primera vez, te pedirá una y otra vez hasta saciar aquello.-peino mi cabello hacia atrás-No fue fácil experimentar el crecimiento de tus poderes sola, nadie estuvo para ti en aquellos momentos, como en el resto de tu vida. Amor, es normal que estando tan rota tu cuerpo quiera refugiarse en el alcohol o drogas.

-Pero yo no quiero, ya no quiero. Tengo a mi hija. Al fin pude adoptar a Sophia, no sabes lo feliz que es ahora.-sonreí levemente.

-Pero sospecho qué hay algo más. No es Sophia la que te pone así.

-Volví a New York la semana pasada, pensaba ir por exámenes rutinarios pero no fue así.-agache la cabeza y ella entrelazó nuestras manos-Volví a discutir fuertemente con Tony, me hizo una escena. Pepper conoció a Sophia, Morgan es maravillosa con mi hija.-ella sonrió ampliamente.

-Me alegra que dejes entrar a Morgan a tu vida. Ella y su madre no tienen la culpa de lo que haga tu padre.-asentí levemente-Tu padre se convirtió en un imbecil y todo lo descargó contigo. No puede lidiar con culpa él y prefiere arrojarlo a ti y lastimarte.

-Es muy bueno en eso.-ella pasó su brazo por mis hombros acercándome a ella-Me encontré con ella, con Natasha.

-¿Qué pasó?

-Hablamos, la ignore al principio y estaba a la defensiva. La corrí múltiples veces pero es una cabezota e insiste demasiado. Sophia se puso de su lado.-reí levemente-Me explicó lo idiota que fue, todo. Creo que la ha pasado mal también.

-¿Se disculpó y le creíste?-pregunto algo molesta-Kathe, cariño. No se realmente quien sea y si lo que dijo fue real. Pero no quiero tener que verte de nuevo tirada en tu oficina porque no puedas hablar de lo drogada que estabas. Tal vez no me incumba, pero ella te daña.

-No lo hace. Ella siempre cuido de mi, me protegió.

-Porque eras algo que necesitaba para salvar personas. Katherine, me niego a verte destruida de nuevo por alguien así.

Bad romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora