Ingenua.

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-Listo, ya está como nuevo-tire todo a la basura y volví a ella-¿cómo fue?

-¿Qué cosa?-comentó despreocupada comiendo su sopa.

-Que te hirieran. ¿Cómo pasó?-sentía culpa, mucha.

-Hey, no fue intención tuya. Fue un error mío, está bien-asentí con la mirada en el piso terminando de limpiar la sangre del piso.

-Bien.

Fui al baño y lavé mis manos, no podía entender este tipo de trabajo, pero sabía que el error fue mío por dejar aquel mensaje. Unas manos envolvieron mi cintura y me apretaron a su pecho. Su aroma me impregno por completo.

-No sé que hiciste conmigo, no sé qué haces.-movió mi cabello para acomodar su rostro en mi cuello. Me estremecí por completo.

-Yo, yo no hice nada. Lo juro.-estaba nerviosa, siempre que estaba junto a ella me sentía nerviosa.

-Claro que lo hiciste, aun no entiendo que o como-me giro para quedar de frente y acarició mi mejilla-pero haces conmigo cosas...distintas.

-¿Eso es malo?-sentí que mi corazón estaba dando un vuelco, mis mejillas ardían y me sentía cuan niña en navidad.

-No creo que sea malo, pero tampoco es muy bueno-nuestros ojos se encontraron-pero se que ante todo, te protegeré.

-¿Quién te protegerá a ti?-esa pregunta era cierta-Soy demasiado débil para protegerte a todo lo que te enfrentas.

-No eres débil.-ella me abrazo acomodando mi cabeza en su pecho-estoy segura que cuidarás de mi hasta la medida de lo necesario. Nunca alguien se había preocupado por mi como tú, hasta sopa trajiste.-reímos levemente.

-Romanoff, la doctora Cho llego, podem...-Tony se quedó mudo al llegar al marco de la puerta.-¿Qué sucede aquí?

-Nada de tu incumbencia-Natasha me soltó mientras yo evitaba la mirada de mi padre-En un momento voy, tengo que darme una ducha.

-Tenemos que hablar de esto, Katherine.-sentenció Stark antes de salir.

-No te preocupes por él-Natasha acaricio mi rostro y me aleje levemente-Hey, no hagas eso.

-Lo siento-tome mi bolso-Tengo que irme antes de que comience a interrogarme, no quiero hablar con él.-caminé hasta la puerta-Cuídate.

-Pequeña-fue lo último que escuche antes de salir de esa habitación a toda prisa.

Mi corazón iba oprimido hasta doler, minutos antes saltaba de alegría y ahora estaba estrujado. Cuando estaba con ella todo en mi se reparaba, hasta lo que siempre ha dolido. Pero olvidaba al igual todo, lo que mi padre quería, lo que a él le importaba su imagen, todo. Las lágrimas caían por mis mejillas al mismo tiempo que sentía mi sangre hervir. Por primera vez me sentía bien por pequeños momentos y tenía que retenerlo para que Tony no se moleste. Como siempre.

-¿Qué fue eso que vi adentro?-Tony estaba recargado en el auto-Espero ella no sepa nada, no planeo decirlo por ahora.

-Ella no sabe nada, ¿bien?-limpie mis lágrimas y él seguía con su rostro serio-Pero ya me aburrí, llevo toda mi vida siguiendo tus normas, tus restricciones. Tengo 23, no tengo porque seguir tus órdenes.

-Soy tu padre, tienes que hacerlo-ordeno-No esta a discusión, no quiero verte cerca de ella, menos que digas algo de nuestro parentesco.

-Ya no me dices que hacer, Stark.-sentía mi cuerpo subir su temperatura-Yo ya estoy cansada de ti, de tus prohibiciones, tus reglas y mandatos. ¿Crees Que me gustaría presentarte como mi padre? ¿Al menos tú piensas en si me gusta ser tu hija? ¡No! Lo odio completamente, odio tener un parentesco contigo. Yo no pedi ser tú hija.

Bad romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora