"trabajo"

16 1 245
                                    

Narra Brendon:

-¡BRENDON! -escuche la voz ronca del jefe Till-

Salí disparado de mí asiento corriendo hacia su oficina.

-Si, señor -hice una reverencia-

-necesito que te encarges del caso de Marcos Zildjian -me encargo otro trabajo-

-pero aún no termino el expediente del señor Di Marzio.

-es una orden Urie -espeto Till- no te pregunté si querías, debes hacerlo.

Suspiré y tomé la carpeta roja que tenía por encima se su escritorio.

-Ok, disculpeme.

Fui hasta mí oficina, la cual era de Garrett y pase por la pequeña cafetería y me traje un vaso de café conmigo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Fui hasta mí oficina, la cual era de Garrett y pase por la pequeña cafetería y me traje un vaso de café conmigo. Este sería otro día largo de trabajo. Suspiré otra vez.

Ahora recordaba porque el tonto de Harry se escapaba por la ventana.

Sonrie con una sonrisa triste. Ahora que los hermanos Børns no estaban cerca, la oficina se encontraba en silencio. El vacío inundaba la habitación.

En ella solo pude decorarla con un pequeño portarretratos de una foto vieja en la playa con Ángeles. El día que había cambiado mi vida, cuando ella conoció a cierto profesor.

También, a mi lado, tenia otro portarretratos de Garrett y Pete, luego de una salida de la cancha

Veía a Garrett y recordaba todo lo que habían vivido juntos.

Anteriormente intente mandarle mensajes pero sin caso alguno. Nunca le contestó.

Garrett podemos hablar? ✓

Entregado el 10.2.2021

Había pasado varios días de aquel mensaje y nada. Me sigue ignorando u odiando.

Mire la foto, específicamente a él. No sé porque, en mí mente, divague pensando en aquellos besos desenfrenados y foraz que me había dado, jamás había pasado de una arrastrada olímpica. Al otro día, sentí que mo trasero ardía. Había quedado casi hospitalizado si yo... ni hablar de un pene erecto.

El timbre del lugar sonó. No recordaba que tenía alguna cita planeada con algún cliente.

Pero igual fui a investigar.

Cuando abrí la puerta me sorprendí de ver a la esposa del señor Manual Guarneri.

Su esposa, un poco extrovertida y arrogante, abrió la puerta. Vestía un vestido de la falda corta por sus muslos y una camisa traslúcida blanca, dejando desabotonado su escote y a la vista, sus prominentes senos. Movía muy bien sus caderas y llevaba un móvil, el último iPhone con su cartera en mano.

Prototipo BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora