Habían pasado algunos días desde que mi amiga Ángeles empezó a salir con Brendon, a pesar de estar muy enamorada de él la podía ver sumamente felíz y eso que alegraba por un lado y, por el otro, me ponía bastante triste.
Tuve que soportar las burlas de Spencer y Michelle por lo idiota que fui al no decirle mis sentimientos cuando tuve la oportunidad (y tuve muchas), ahora era Urie quien la acompañaba a todos lados captando la atención de todos los presentes en el instituto.
-¿Sigues de mala onda? ya parale amigo jeje -escuche decirle Spencer hacía mi persona, preferí ignorarlo, iba tarde a la clase de Matemáticas-
-No empieces otra vez -sólo le dije antes de tomar mi mochila e irme-
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Camine por el pasillo de la escuela y todos estaban en su mundo, todos me ignoraban. Recordé aquel momento cuando era niño y me quede a solas con ella, ahí tuve la primera oportunidad de besarla pero no, mi estúpida timidez me lo impidió. Pense que le gustaba pero nunca se dio la ocasión de algo, no era tan atrevido como Brendon, era mas reservado y me sonrojaba fácil. El día que dejase de ser un maldito virgen se me pasaría todo.
Me detuve al verlos conversando tan animadamente, él la acorralaba en su paso y ella lo miraba fijo a los ojos como si fuese lo más bello en hubiera visto en su vida. Trague grueso y empece a caminar mas lento, no quería interrumpirlos.
Brendon siquiera me vio y entonces aprovecho para besarla frente a mis ojos, levanto su vista mientras lo hacía y la clavaba justo con la mía. Ignore todo y pasé por su lado haciéndome el fuerte, el que no me importaba.
¿Que pretendía Urie? ¿probarme si yo estoy detrás de su novia?
Me adentré en el salón en la parte del medio, no quería ser el primero en la fila y me catalogarán como el nerd, tal vez a ella esa clase de tipos les aburría o no los hacía ver cool.
Clave mi vista al pizarron y sentí una bola de papel golpear mi cabeza, inmediatamente me voltee y analice de quién podría tratarse.
Sólo estaban detrás mio Pete Wentz y ese tal Garrett mirándome con odio, tal vez no superaron el hecho de que humille a su amigo frentudo a pesar de que este último dijera que me perdonaba.
-¿Que miras niño? -enarcó una ceja el chico de pelo largo, mientras el otro masticaba chicle sin dejar de ver con su sonrisa de burla y arrogante- ¿te debo algo?
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