Permítame señora

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Disclaimer: Los Vengadores son de Disney y de Marvel, solo la historia y los personajes que no reconozcen me pertenecen. 

NOTA: Negritas en ruso. 

NOTA: Este es un AU, más o menos, ubicado en 1930 antes de la guerra. 

Para Gabita. 

Aquella familia llegó desde muy lejos. El avión estaba lejos de ser el mejor transporte, pero jamás llegarían en barco. Alexei Shostakov había declarado públicamente que no estaba de acuerdo con la forma en qué Josef Stalin llevaba el país después de la muerte del Camarada Vladimir Ilich Ulianov. Por eso, la familia había sido amenaza de muerte después de perder todo lo que tenían. Por eso habían pasado de ser una de las familias mas ricas de Rusia a estar escapando en medio de la noche.

—¿Romanoff?—preguntó Natalia, la hija mayor, al ver su pasaporte.

—Así es—comentó el padre—Necesitamos estar protegidos, Natka.

La chica de quince años asintió con la cabeza, apoyando la cabeza en el hombro de su madre. Melina compartió una mirada de tristeza con su esposo.

—Quiero seguir siendo Elena—se quejó su hermana menor, una rubia de ocho años—¡Me gusta mi nombre! ¡Me gustaba mi escuela!

—Es Yelena ahora, зайка—corrigió la madre.

Las hermanas Shostakov tenían formas muy diferentes de ser, pero Natalia siempre había tratado de proteger a la pequeña Yelena de todo lo que ocurría a su alrededor y ahora todo eso le estaba explotando en la cara. La rubia no entendía porque habían tenido que dejar su amado San Petersburgo para ir a un país que no conocía, ni hablaba el mismo idioma.

—Todo estará bien, Lena—prometió Natalia—Te divertirás mucho aquí, conocerás personas de todo el mundo.

—Yo quiero estar con los rusos.

—Aquí también habrá rusos—prometió Alexei—¡Nosotros!

Natalia y Melina rieron sin poder evitarlo, sobre todo por el enorme puchero que se formó en los labios de Yelena. El resto del viaje fue bastante complicado, demasiada turbulencia en la avioneta, ocasionando que la madre se golpeará en la cabeza, sangrando profundamente.

—¡MAMÁ!—Natalia veía a su madre muy alarmada—¡TENEMOS QUE CURARTE ESO!

—Han pasado cosas peores, Natasha—dijo la madre, aplicando un poco de presión sobre la herida—Recuerda que...

—Tu dolor te hace fuerte—terminó la pelirroja.

Ambas asintieron con la cabeza, dando por terminada esa conversación. Yelena seguía bastante preocupada, pero su padre comenzó a distraerla, enseñándole una canción americana para que comenzara a aprender inglés.

—So...bye, bye...miss American pie.

Natasha no sabia si se sentía tranquila o angustiada de que su hermana hubiera quedado encantada con aquella canción. Seguramente Yelena estaría pegada a ella todo el tiempo en la escuela. Eso hizo que su mente se fuera a otro lado, viendo a su madre.

—¿Iremos a la escuela?—soltó la pelirroja—Me gustaría terminarla, estudiar algo, no sé...

—Pensé que querías bailar ballet el resto de tu vida.

La pelirroja lo pensó antes de negar rápidamente con la cabeza.

—Eso era antes, aquí no hay tanto lugar para el arte.

El soldado y la espía // ONE SHOTS ROMANOGERS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora