Cascanueces

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Disclaimer: Los Vengadores no me pertenecen, son de Disney y de Marvel. Solo la historia y los personajes que no reconozcan son míos.

Para msgabrielabueno

Steve se levantó un poco más tarde de lo usual, a propósito. Natasha le había dicho que ella y Yelena debían hacer algunas compras de última hora, así que aprovecharía esa mañana para preparar la sorpresa que tenía planeada. Se vistió rápidamente, tomando una manzana que le serviría de desayuno y bajó corriendo las escaleras, al ver que el ascensor estaba ocupado.

—¡Cap! ¡Cap!—decía un grupo de niños, que esperaban en el vestíbulo—¿Cuándo vas a venir a jugar con nosotros?

—¿Traerás a Nat?—preguntó una pequeña, abrazando su muñeca disfrazada de la Viuda Negra—¡Prometió que jugaríamos con todas mis muñecas!

El soldado no pudo evitar sonreír, a pesar de los años de paz que llevaba, los más pequeños seguían viéndolos a él y a su esposa como héroes.

—Le diré, seguramente estará encantada de ir a jugar con ustedes.

—¿En navidad?—cuestionó la niña.

—¡Pero hoy es navidad!—se quejó otro chico—Seguro ellos tienen planes y están ocupados, además nosotros debemos celebrar con nuestras familias.

—Así es, chicos. Todos tenemos compromisos hoy, pero les vendremos a jugar con ustedes tan pronto sea posible—Steve consultó el reloj, dándose cuenta que se había hecho tarde—¡Lo siento! ¡Tengo que irme! Sean buenos, ¿de acuerdo?

—¡Si, Cap!—dijeron a coro, despidiéndose de él.

Afortunadamente, no tuvo que buscar en muchos lugares, pues el mercado sobre ruedas que él conocía desde la infancia seguía entre las mismas calles. Todo se veía hermoso, decorado por navidad, con guirnaldas, muérdagos y esferas adornando los puestos. No pudo evitar sonreír al recordar cuando lo re-descubrió, el año anterior.

—Tiene que estar aquí—decía el soldado, tirando de la mano de Natasha para que caminara junto a él.

Detrás de ellos, Bucky y Yelena se encontraban sumergidos en una discusión sin sentido.

—Técnicamente, nosotros no tendríamos que estar aquí—dijo Bucky, que alcanzó a escucharlo—¿Por qué el mercado lo estaría?

—Se trata de tradiciones, Buck—había dicho el soldado—Eso tiende a sobrevivir, a diferencia de dos viejos soldados.

—¡Qué conste que nosotros no les dijimos ni ancianos, ni viejos, ni decrépitos esta vez!—exclamó Yelena.

—¿Podrías dejar a mi esposo en paz, Lena?—se quejó Natasha, apretando la mano de Steve.

La rubia rodó los ojos.

—Veo que te gusta mucho decirle esposo a tu fósil personal.

—¿Y a mi?—Bucky hizo un puchero—¿Quién va a defenderme a mí?

Natasha ignoró a ambos, sonriendo de lado cuando encontró lo que Steve buscaba.

—Creo que se logró tu milagro de navidad, cariño—dijo la espía—Allí está el mercado.

Steve le dedicó una sonrisa sincera, atrayéndola por la cintura para besarla con tal pasión que ambos gimieron y Bucky silbó detrás de ellos.

—Estar casado contigo es mi milagro de navidad, corazón—murmuró el soldado en los labios de la espía.

—Sigues siendo un romántico empedernido, Stevie—comentó Bucky.

—¡Un ridículo, eso es lo que es!

El soldado y la espía // ONE SHOTS ROMANOGERS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora