Punto y Aparte III

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Disclaimer: Los Vengadores no me pertenecen, son de Disney y de Marvel, solo los personajes que no reconozcan me pertenecen. 

NOTA: Negritas en ruso. 

Para Nathie. 

Para Steve no había nada más hermoso que la imagen frente a él. Eliette estaba sentada en el regazo de Natasha, con un enorme libro abierto sobre sus rodillas.

—"Un soldado, después de pasar 25 años al servicio del zar, pidió una licencia para recorrer mundo. Llevaba lo justo, tres galletas en el bolsillo, cuando se encontró en mitad del camino con un mendigo que le pidió algo para comer..."

La niña leía despacio, deletreando algunas palabras rusas que se le dificultaban. Su madre la observaba con amor, corrigiendo con paciencia lo que Eliette no pronunciaba bien.

—No puedo creer que haya aprendido a leer en ruso tan rápido—dijo Steve, sentándose al lado de ellas–después de lo mucho que le costó hablarlo.

—Mi niña es la más inteligente, ¿verdad cariño?—dijo Natasha orgullosa.

—¿Ellie? ¿Leer?—preguntó la pequeña, señalando el libro.

Pasaban los meses, terminaba otro año después del chasquido de Thanos y nada parecía cambiar. Rhodney había pedido que la espía se quedara un rato con él para informarle que se habían levantado ciertas revueltas en el mundo por personas que buscaban regresar a los desaparecidos.

—Si, Eliette—su madre la besó en la frente—Papá y yo estaremos contigo.

Era la primera tarde en tres semanas que Natasha podía pasar junto a su hija, pues se había sumergido de lleno en el trabajo para mitigar las revueltas; además de buscar a Clint. Todo eso, sin tener éxito. La Viuda Negra intentaba no deprimirse ante la idea de que las cosas se ponían peor, concentrándose en su familia.

—Insisto... He servido a su alteza 25 años en el ejército y no he muerto. No veo cómo unos demonios podrían conguesirlo.

Natasha se río, finalmente olvidando el trabajo.

—Se dice, conseguirlo, cariño...no conguesirlo.

—¡Eso dije!—respondió Eliette, frunciendo el ceño.

—¿Por qué no leemos la Cenicienta ahora, princesa?—dijo Steve.

Ambas mujeres pudieron ver como al soldado le molestaba la historia que Eliette leía, Natasha sabía que eso tenía sentido pues su esposo era demasiado parecido a aquel soldado, demasiado noble y lleno de demonios. Después de un rato, los padres decidieron que era buena idea llevar a Eliette al parque, a pesar de sus protestas.

—Te hace bien salir a jugar con otros niños, cariño—prometió Natasha.

—¡NO! ¡SOLA! ¡CON MIS PAPÁS!

Natasha se llevó las manos a la cara, deseando poder preguntarle a Melina o a Laura acerca de aquella actitud. Comenzaba a creerle a Steve cuando decía que no era sano que Eliette estuviese tan apagada a ellos, eso le daría muchos más problemas de lo que querían.

—Estaremos cerca, cariño—dijo la espía, besando la frente de la niña—pero es bueno que juegues con otros niños en el parque, como en la escuela...

Eliette hizo una mueca, pero no le quedaba otro remedio más que aceptar. Se intentó aferrar al libro que tenía entre las manos, aunque su madre se lo quitó gentilmente. La pequeña estuvo en silencio durante todo el camino, por más que sus padres intentaban hacerle conversación

El soldado y la espía // ONE SHOTS ROMANOGERS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora