El soldado y la espía // ONE SHOTS ROMANOGERS.

You are the reason.

Disclaimer: Ni la canción ni los personajes me pertenecen. Solo la historia es mía. 

NOTA: Negritas es ruso. 

There goes my hand shakingAnd you are the reasonMy heart keeps bleedingI need you nowIf I could turn back the clockI'd make sure the light defeated the dark

I'd spend every hour of every day

Keeping you safe

Una guerra no es fácil de entender, para nadie. Ni siquiera para las personas que se han pasado la vida librando batallas, aunque no les correspondían. En una guerra se pierde mucho, probablemente más de lo que se gana, pero cuando esta te arrebata a tu familia el dolor que provoca es insoportable.

Natasha Romanoff, la infame Viuda Negra, caminaba ahora por las calles de Breslavia, una pequeña ciudad al suroeste de Polonia, donde había quedado de encontrase con Sam Wilson. Pasados unos meses después de la Guerra Civil, Falcon la había contactado para preguntarle como estaba.

—Estoy...bien.

¡Vaya mentira tan bien dicha! Natasha había sufrido mucho cuando tuvo que deja la base de los Vengadores para ser una fugitiva más de la justicia, como lo había sido cuando huyó de la KGB junto a Clint Barton. Pero ahora era diferente pues firmó unos acuerdos que ponían su libertad en riesgo.

—Nat, ven con nosotros.

No entendía cual era la razón por la que Sam Wilson la quería con ellos, pero no le importaba. En un principio había aceptado pensando que quizá necesitaban su ayuda, pero la realidad era que se moría por ver a Steve Rogers. La relación que formó con el Capitán América iba mucho más allá de lo profesional, pero se rehusaban a admitirlo. Odiaba haberse hecho dependiente de aquellas personas, cuando no necesitaba a nadie. Tenía que aprender que no merecía tener personas a su alrededor, había nacido para estar sola. Por eso ni siquiera se entendía a si misma cuando aceptó ir con Sam Wilson.

Habían quedado de encontrarse en aquel país porque era neutral ante los acuerdos de Sokovia, pero eso no significaba que estuvieran a salvo. Natasha estaba acostumbrada a mirar por encima de su hombro, porque ahora todo el equipo del Capitán América, y ella que había traicionado los acuerdos, eran los enemigos públicos número uno de los Estados Unidos de América.

—Debes aprender a ser más sutil, Wilson.

—Estoy trabajando en ello.

—Hola, Natalia.

Contra todos sus entrenamientos, la pelirroja se sobresaltó. Abrió los ojos rápidamente al darse cuenta que James Buchanan Barnes estaba junto a Sam.

—Te ves bien, James.

—Tú luces como la mierda.

—Gracias por el halago.

—¿Estás lista, Nat?—intervino Sam—¿Traes todas tus cosas?

Natasha alzó su bolsa de entrenamiento, lo único que había podido sacar de la base antes de que la gente del general Ross llegara. No podía negar que le había dolido la facilidad con la que Tony la había entregado, como si estuviera esperando el momento para deshacerse de ella.

—Solo tengo esto.

—No necesitas más.

La sonrisa del moreno le dió un sensación de calidez que no sentía desde que estaba con los Vengadores. Tal vez esta era la mejor manera en la que podían terminar los eventos. Nadie había podido llevarse tan bien con ella como el equipo que conformó con Steve, Wanda y Sam. Steve Rogers era una motivación extra, pero no se encontraba en ese lugar. En vez de él, había ido el soldado del invierno.