La cantante (A Fadista)

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Disclaimer: Ni la canción, ni Natasha ni Steve me pertenecen. Solo la historia.

ESTE ES UN AU (UNIVERSO ALTERNO)

Canto antigo e tão profundo, que vindo do fim-do-mundo. É pressa, perante o pregão e todos os que a ouviam à luz das velas pareciam devotos em oração

El Capitán Rogers caminaba lenta y pesadamente por las calles de Nueva York. A pesar de que la guerra no había alcanzado a los Estados Unidos, permeaba en el país lo ocurrido en Europa. Cuando él partió la ciudad era muy diferente, su vida era muy diferente. Su madre vivía, su mejor amigo vivía, su esposa lo esperaba feliz y embarazada. Y ahora lo había perdido todo. Bucky había muerto en las trincheras, frente a sus ojos, y Steve no pudo hacer nada para salvarlo. Impotente, vió cómo se apagaba la vida de su compañero de risas y juegos, de su eterno defensor. Pero no fue la única persona que dejó a Steve Rogers en el mundo terrenal. Su pobre y avejentada madre murió poco después de iniciada la guerra, con su hijo del otro lado del atlántico. Y lo peor de todo, fue Peggy.

Margaret Carter había sido su novia desde la adolescencia. Crecieron juntos y aprendieron lo que era el amor. Estaban comprometidos cuando Steve partió para la guerra. Antes de partir ella le dió la noticia de que serían padres, pero el Capitán Rogers regresó para encontrarse que Peggy se había casado con un inglés llamado Daniel y tenían una hija llamada Dalilah. Steve nunca sabría si esa niña era hija de él, pues no le dejaban acercarse. Llevaba semanas yendo a todos los bares y burdeles de la zona con el ferviente deseo de olvidar todo lo que había pasado en esos últimos años. Sin embargo, era inútil. Su mente estaba plagada de recuerdos de su vida feliz y de su época en el campo de batalla, cuando se creía un super soldado, cuando no dudaba que volvería y todo estaría bien.

Distraído, dió una calada al cigarrillo mientras caminaba por uno de los barrios mas pobres de la ciudad. Se había tenido que mudar a ese lugar, después de enterarse que la casa de su infancia había sido vendida pues su madre perdió la hipoteca durante su enfermedad. "Migrantes" murmuró con tristeza y un poco de rabia al ver a la gente que dormía en las calles o rogaba por una moneda. En medio de la calle, un grupo de pequeños rufianes, no mayores a diez años, rodeaban algo que provocó la curiosidad del capitán quien se acercó a ver de qué se trataba. Dos niños peleaban en el centro del circulo. Uno de ellos, de hermosos ojos verdes y cabellos de color carbón, golpeaba con tal brutalidad al otro moreno y robusto. El Capitán los separó, tomando a ambos de los brazos.

— No importa cuándo me golpees, Shostakov, tu madre seguirá siendo una ramera — dijo el moreno.

El chico de ojos verdes iba a volver a atacar, cuando Steve lo tomó con más fuerza. Con una sola mirada, hizo que el moreno y el resto de los rufiancillos se fueran del lugar, dejándolo solo con él.

— ¿Cómo te llamas? — le preguntó Steve, viéndolo a los ojos.

— Dimitri.

Steve iba a preguntarle algo más cuando Dimitri se puso rígido al ver a una mujer pasar junto a ellos. Vestía completamente de negro, haciendo que destacara su hermosa cabellera escarlata. Con una sola palabra que mencionó hizo que el chiquillo saliera corriendo tras ella y que Steve quedara completamente hechizado.

— Dimya...

Vestido negro cingido

E negro xaile bordado

Subindo à noite a avenida

Quem passa julga-a perdida

El soldado y la espía // ONE SHOTS ROMANOGERS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora