Disclaimer: Ni Natasha, ni Steve, ni los Vengadores, ni la canción me pertenecen. Solo la historia.
NOTA: ¡CONTENIDO EXPLICITO!
Te propongo que prepares tu equipaje con los besos que aún me tienes que entregar, con el ansia de aventura y ese amor que ya me das. Si tu quieres nos podemos escapar.
No podía dormir por más que intentaba. Tomó algunas pastillas que le había recomendado la terapeuta en S.H.I.E.L.D. e incluso una o dos botellas de vodka, pero todo fue en vano. Era el día de su cumpleaños y estaba sola. En años anteriores no le hubiera molestado pasar su cumpleaños de esa manera, pero desde que formaba parte de los Vengadores se había acostumbrado a pasar ese día especial con sus compañeros, a pesar de que no le gustaba celebrar pues no estaba segura si ese era el día exacto en el que había nacido. Se había hecho tradición que ese fuera "su día" y que junto al resto de su equipo hicieran lo que ella quisiera: ver películas, vaciar el bar que Tony Stark siempre mantenía lleno de sus licores favoritos, bailar hasta el amanecer, e incluso hacer retos que involucraban poner a prueba sus mejores habilidades entre balas y cuchillos. Lo que fuera para hacer sentir bien a la mejor asesina y espía que Rusia le había dado al mundo. Pero todo había cambiado después de la guerra civil.
Ahora Natasha Romanoff estaba igual o más sola que cómo había estado cuando salió de la sala roja. Los antiguos compañeros se habían divido en dos bandos y ella no supo qué hacer, hasta el último momento. La razón no estaba con ninguno de los dos bandos y ella solo quería mantener a su familia junta, pero hasta en eso fracasó. Después de intentar convencer a Tony y a Steve de hacer lo correcto, decidió ayudar al último a salvar al Soldado del Invierno, porque ella hubiera deseado que le dieran una oportunidad como esa. Y ahora estaba pagando las consecuencias. Estaba fichada como delincuente en más de 100 países y debía buscar a dónde ir, pero ninguno de sus antiguos amigos confiaba en ella y no quería poner a la familia Barton en peligro. Y esa soledad en la que vivía ahora no le molestaba en general, pero ese día ere diferente. Nadie quiere estar solo en su cumpleaños.
Encendió un cigarrillo cuando se dió por vencida con el sueño. Sacó el teléfono celular que le dió Steve Rogers un par de años atrás cuando ambos formaban el equipo principal de S.H.I.E.L.D y necesitaban comunicarse de incógnito durante una misión de bajo radar. Giró el aparato entre sus manos y fue a abrir otra botella de vodka, mientras decidía qué hacer con aquella madrugada de recuerdos y nostalgia que amenazaba con abrumarla hasta el punto de no retorno. Quería salir y distraerse, quería llorar y ser consolada, pero debía mantenerse firme en su posición, había tomado una decisión y no podía echarse para atrás, sobre todo cuando sabía que nadie la respaldaría. Haciendo acopio de valor, o perdiendo el último atisbo de cordura que le quedaba, tomó el teléfono y presionó el botón de marcar al único número que tenía registrado.
Perdona sé que estabas ya dormido,
comprendo no son horas de llamar
más de pronto estoy tan sola
y sólo en ti puedo pensar
hay proyectos que no pueden esperar.
— ¿Hola? — Steve contestó el teléfono adormilado, se encontraba en la ciudad de Nueva York por unos días, en el viejo edificio de Brooklyn donde vivió cuando era niño. Después de haber sido catalogado como un criminal, estaba buscando la manera de seguir ayudando a la gente sin exponerse demasiado. Tampoco era un suicida.
— Hola, soldado — esa voz tan característicamente sexy de Natasha lo sorprendió y lo hizo despertarse por completo.
— ¡NAT! — una sonrisa se formó en su rostro cuando pudo recuperar el habla, miró su reloj y vió la hora, poniéndose alerta. Eran las 2:30 a.m. y no sabía lo que pudiera necesitar la Viuda Negra, sobre todo después de lo que había ocurrido en el aeropuerto de Berlín. — ¿Estás bien? ¿Pasa algo? ¿Por qué llamas a esta hora? — Steve estaba cada vez más preocupado.
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El soldado y la espía // ONE SHOTS ROMANOGERS.
RomanceSerie de One shots de Steve Rogers y Natasha Romanoff (Romanogers) que están basados en canciones.