Sin él

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Disclaimer: Los Vengadores no me pertenecen. Solo la historia es mía. 

NOTA: ESTE CAPÍTULO ES UN ESPECIAL PARA CELEBRAR LAS 15K LECTURAS DE ESTE LIBRO DE SHOTS. 

Hoy sé
Que mi vida no era tan mía, también era de él
Y mi orgullo se empieza a caer
Y de nuevo se empieza a encender
Esa llama que quise apagar
Y que nunca podré

Si diez años antes de ese día, alguien le hubiera dicho a la Viuda Negra que una amistad tendría un impacto enorme en su vida, y esta sería la del Capitán América, se hubiese reído a carcajadas para después torturarlo lentamente y dejarlo morir en el espacio de unos minutos. Pero la verdad era que ahora no concebía como sería su vida sin Steve Rogers. Había crecido más en esos diez años que en todo el tiempo que pasó en la KGB, pues realmente aprendió de la vida por su propio paso y encontró valor para realizar las cosas que verdaderamente quería, con el apoyo de Steve. Comenzaron a trabajar juntos de una manera no intencional, pues Nick Fury mandó a Natasha a trabajar junto al Capitán América para que ejerciera de su niñera. La Viuda Negra no se sentía para nada contenta con esta decisión, pero no podía ir contra Fury sobre todo ahora que Phil Coulson estaba muerto y Clint Barton estaba fuera de combate.

—No puedo creer que me haya pedido eso—maldijo en su idioma natal.

La espía pelirroja se levantó de su cama de mala gana para irse a la primera misión que tendría con Steve Rogers. Se había decidido que fueran primero ellos dos y ya después se iría formando un equipo con agentes que estuvieran lo suficientemente capacitados para estar en una misión con el Capitán América, por supuesto que Natasha revisaría y aceptaría sus informes primero. Parecía que Steve Rogers era la gallina de los huevos de oro de S.H.I.E.L.D. y no podían dejar que nadie que no fuera de su total confianza estuviera cerca de él. Otra de las razones por las que Natasha lo hacia era porque sabía que ese trabajo era la mayor muestra de confianza que iba a recibir del gobierno de los Estados Unidos de América y lo valoraba mucho porque es lo único que tenía.

—Hola señorita Romanoff.

—Llámame Natasha, por favor, que soy de todo menos señorita.

Steve Rogers se puso rojo como un tomate ante esta declaración y Natasha no pudo evitar encontrarlo tierno. Se reprendió mentalmente pensando que era solo un compañero de trabajo, no podía encontrarlo tierno porque ella no estaba diseñada para entablar una relación de amistad con nadie. Clint Barton había sido alguien con quien había tenido suerte, pero eso no iba a volver a pasarle jamás y mucho menos con el chico de oro americano. Estaba optimista en que ambos tendrían una buena relación laboral y con eso era más que suficiente.

—De acuerdo, Natasha—Steve le sonrió, aún con las orejas ruborizadas—Entonces tu también llámame Steve.

—¿Listo para entrenar, Steve?

—¿Eso haremos? ¿Entrenaremos?

Natasha sonrió de lado.

—Creo que es lo mejor que puedes hacer, dado que has estado yendo de batalla en batalla y necesitas modernizar tus técnicas.

El Capitán América pareció ofendido.

—Llevo mucho tiempo en esto.

—Exactamente por eso—puntualizó la Viuda—Siempre se puede mejorar, ¿o no?

—Muéstrame lo mejor que tienes, Natasha.

—Oh, Steve, eso no querrás verlo.

Al escuchar otra frase con connotación sexual, Steve soltó una risa tímida.

El soldado y la espía // ONE SHOTS ROMANOGERS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora