El soldado y la espía // ONE SHOTS ROMANOGERS.

Destino o Casualidad (+18)

Disclaimer: Ni los Vengadores ni la canción me pertenecen. Solo la historia.

NOTA: FLASHBACK EN CURSIVA. 

La boda del Capitán América y la Viuda Negra había sido una celebración de élite, muy a pesar de ellos dos. Tony Stark insistió que la pareja debía hacer público su compromiso y más tarde, el matrimonio, por lo que representaban ambos para la gente. Natasha no comprendía como ella podía ser vista como una heroína o como alguien bueno, pero aceptó hacerlo por Steve, porque ese hombre merecía que todo el mundo compartiera su felicidad.

— ¿Lista para una boda? — preguntó Clint viendo a Natasha con complicidad mientras la pelirroja se acomodaba el velo de novia.

— Jamás.

— Aún podemos huir, Laura puede ir por el automóvil y encontrarnos en la frontera con México.

— Muy gracioso, Barton.

— Dices que no estás lista — bromeó el arquero encogiéndose de hombros.

— Creo que aún no puedo creerlo, voy a casarme con Steve Rogers.

— No te merece.

— Soy yo la que no lo merece.

— Vamos Natasha, te has ganado la felicidad. No me hagas golpearte.

Natasha rió y sorprendió a Ojo de Halcón dándole un abrazo. Diez años antes, la Viuda Negra no hubiera sido alguien que fuera capaz de expresar afecto de esa manera, pero las cosas habían cambiado. Thanos y su idea de destruir a la mitad del universo los había cambiado a todos. Natasha no creyó que fuera capaz de sentir tanto dolor como aquel día en el que vio a su familia desaparecer, así que comenzó a hacer hasta lo imposible para que volvieran, llegando al extremos de sacrificar su vida para conseguir la gema del alma. Cliint Barton aún tenía que recordarse a si mismo que todo eso ya había pasado y que Natasha, su hermana del corazón estaba viva junto a ellos gracias al Capitán América. Pero ese no era un día para pensar en eso, era el día de celebrar que consumarían su amor frente a todos.

— Es hora — la voz de Wanda sonaba emocionada al entrar a la habitación, vestida elegantemente — El juez espera.

Clint le tendió la mano a Natasha.

– ¿Nueva misión?

— Nueva misión — reconoció la Viuda Negra con voz temblorosa.

Los dos ex agentes de S.H.I.E.L.D. caminaron hasta el altar. Natasha podía ver a todos sus compañeros Vengadores, a su familia; sonriéndole en medio de los fotógrafos y personalidades del gobierno que se encontraban en la boda. Se concentró en ellos, eran los únicos que importaban, su familia y el hombre de su vida, que le sonreía nervioso al final del pasillo. Elegantemente vestido de traje y corbata. La última vez que lo vio así fue en el funeral de Peggy Carter, pero ahora sus ojos brillaban y las lágrimas que corrían por sus mejillas eran de puro amor y felicidad.

Mientras veía a Natasha caminar hacia él, Steve Rogers sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo al pensar en lo que habían tenido que sufrir para estar en ese lugar.

Steve Rogers no iba a olvidar jamás cuando abrió los ojos y no vio a Natasha junto a él en la plataforma del túnel cuántico. No había pronunciado palabra cuando Clint cayó de rodillas y comenzó a llorar, explicando el valiente sacrificio de la Viuda Negra. Steve había perdido a su compañera pero también al amor de su vida, pues el soldado y la espía eran una pareja desde que escaparon y se volvieron fugitivos de la ley, aunque no habían dicho nada a sus compañeros para poder proteger su relación, así que el Capitán América no pudo decir nada ni compartir su sufrimiento al perder a Natasha. Cuando se le propuso devolver las gemas del infinito, el capitán aceptó pensando en que seria su única oportunidad para despedirse de Natasha. Dejó la gema del alma para el final, temblando de miedo cuando subió la alta montaña, pensando en como habían sido allí los últimos instantes de vida de su amada. Estaba tan angustiado por la pena y el dolor de perderla, que ni siquiera se inmutó cuando vio a Cráneo Rojo esperándolo en la cima.