El soldado y la espía // ONE SHOTS ROMANOGERS.

CUATRO DE JULIO

Disclaimer: Los Vengadores no me pertenecen, solo la historia y los personajes que no reconozcan. 

— Cuatro de Julio es el día más importante para la nación americana — sonaba la pomposa voz en el televisor — es el día en el que se celebra el nacimiento de nuestra nación con la firma del acta de la independencia. Y además, en este día que conmemoramos a los padres de la nación también celebramos el nacimiento de nuestro super soldado, el gran Capitán América que este años cumplirá 102 años. Se espera que la conmemoración del presidente sea como nunca antes...

Steve Rogers apagó el televisor molesto, él le había dicho una y otra vez a María Hill, que era la representante de los Vengadores ante el gobierno, que no quería ningún tipo de celebración pública para su cumpleaños. El Capitán América llevaba más de diez años liderando a los Vengadores y siempre encontraba alguna misión en la que participar para no tener que celebrar ese día de esa manera, pero todo parecía indicar que ese año no se salvaría de tener que acudir a una pomposa ceremonia con la familia presidencial y algunos cuantos soldados y veteranos de guerra.

— ¿Tengo que ir? — preguntó al cielo.

— Creo que no te queda de otra, soldado — la voz de Natasha Romanoff lo sobresaltó y lo hizo bajar la mirada avergonzado — No será tan malo, ya lo verás.

— Sabes que no es la clase de cosas que me gusta hacer, mucho menos en mi cumpleaños.

— Tienes que aceptar que es una gran ironía que el Capitán América haya nacido el cuatro de julio — dijo Bucky entrando con Sam a la sala de estar.

— ¡USTEDES! — gritó el soldado viéndolos fijamente.

— ¡Nosotros qué! — dijeron ambos soldados alzando las manos.

— ¡Ustedes podrían ir mañana en mi lugar! — gritó Steve — Después de todo, los tres compartimos el manto del Capitán América.

— Pero es tu cumpleaños, no el nuestro.

— No me apetece ir — susurró molesto, pareciendo un niño pequeño.

— ¡Natasha habla con él! — pidió Bucky, pensando en las razones que tenían él y Sam Wilson para no asistir.

— No va a entender razones — dijo la Viuda Negra.

— Además tiene que ir — dijo la voz terminante de María Hill — Ya he aceptado en tu nombre.

La cara del Capitán América era un poema, mientras que el resto de los Vengadores reían a carcajadas. Era obvio que había perdido la batalla antes siquiera de comenzarla. Aún faltaban varios días pero el soldado tenía la esperanza de convencer a María Hill que no fuera, incluso había hablado con Tony Stark para pedirle que la enviara a una misión pero resulto que Iron Man era el encargado de dar un mensaje en el cumpleaños del soldado y estaba disfrutando toda la situación.

El día de la fiesta llegó y Steve Rogers se encontraba en su habitación en la base, tratando de arreglarse el moño de la corbata y fallando estrepitosamente. No quería estar en ese lugar, las multitudes le causaban pánico y simplemente no eran lo suyo. Natasha entró a la habitación y procedió a quitarle el moño de la corbata.

— Te verías mejor con tu uniforme — suspiró la Viuda Negra que vestía un elegante vestido color azul, haciendo que su cabello rojo contrastara espectacularmente.

— Vámonos de aquí, Nat — suplicó el Capitán.

— No podemos — la espía frunció el ceño — Tienes un deber que cumplir en tu país, y es un compromiso que forma parte de los Vengadores.