El soldado y la espía // ONE SHOTS ROMANOGERS.

Cada vez que lloras.

Disclaimer: Los Vengadores no me pertenecen, son de Disney y Marvel, tampoco la canción. La historia es mía. 

Amiga

Yo sé que para el mal de amores

no hay ninguna medicina

Pero si quieres clávame en las manos

Todas tus espinas

Todos tus fracasos

Todas tus heridas

Steve observaba a Natasha Romanoff en acción, pensando en lo rápido que aquella extraña mujer se había vuelto parte de su vida. Unos años antes habían sido apenas dos extraños que trabajaban juntos como los Vengadores. Al Capitán América lo intrigaba pues nunca había conocido a nadie como ella y, además, era rusa. Lo que sabía Steve Rogers de los rusos desde niño era que siempre ocultaban algo, que no debían confiar en ellos bajo ningún motivo. Pero esa rusa, que además tenía fama de espía y manipuladora fue la única persona que pudo ver detrás de la figura del inigualable Capitán América. Su relación originalmente estaba llena de chistes e insinuaciones sexuales, pero una vez que Steve pudo abrir su corazón a la Viuda Negra sobre Peggy Carter, se dió cuenta lo que ocultaba aquella maravillosa mujer.

—¿Nat?

El rubio había tomado la costumbre de decirle Nat de manera cariñosa, un día se le había salido mientras entrenaban y a ella no le parecía molestar en lo más mínimo.

—¿Qué pasa Steve?

—¿Alguna vez te has enamorado?

Llevaban la tarde previa a su viaje para buscar el treseracto viendo las viejas fotografías que Steve pudo recuperar del museo. Steve no había podido evitar notar como la sonrisa de la Viuda Negra se entristecía al ver la felicidad que tenía el Capitán en aquellas imágenes congeladas en el tiempo, con un brazo alrededor de Bucky y otro abrazando a Peggy Carter. La Viuda Negra se mordió el labio, pensando en lo que debería contestarle al Capitán América, podía mentirle con facilidad, decirle que ella no se enamoraba, pero no tenía porque hacerlo. Con Steve Rogers era fácil confiar, además de que se sentía en deuda con él por que le había dicho que confiaba en ella. Esa era una de las palabras más poderosas que la pelirroja conocía, porque no lo había tenido eso hasta que entró a S.H.I.E.L.D. y ahora sin la organización solo tenía a los Vengadores.

—Una vez. Me enamoré solo una vez en mi vida.

Steve Rogers no esperaba esa respuesta, pues la pregunta le había salido de manera espontánea. Cuando se dió cuenta de lo que había dicho no pudo retractarse, pero pensaba que la Viuda no tendría nada que decir o le respondería con un comentario sarcástico.

—¿Quieres saber más, Rogers?

El rubio asintió con la cabeza, hipnotizado con la voz de Natasha que, perdida en su recuerdos, trazaba en el aire su natural acento ruso haciéndola más ronca y melancólica.

—Me enamoré de un soldado, como tú, que también lo había perdido todo. Su nombre era Alexei Shostakov.

—¿En la Sala Roja?—Steve Rogers sabía poco de la historia personal de Natasha, solo conocía lo que había leído en sus archivos filtrados al internet.

—No propiamente, ¿quieres oír mi historia?

—Siempre estaré dispuesto a escucharte Nat, si tú lo quieres.