Capítulo 61

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Lo que la manada dejó.

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El agua hirviente, le escaldo la piel al tacto, haciendo que se removiera adolorido del agua que caía hasta perderse en el suelo, ahora si era consiente de las heridas nuevas que tenía y donde se encontraban, parte de ese día el líder y cabeza de ...

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El agua hirviente, le escaldo la piel al tacto, haciendo que se removiera adolorido del agua que caía hasta perderse en el suelo, ahora si era consiente de las heridas nuevas que tenía y donde se encontraban, parte de ese día el líder y cabeza de la casa Holland lo había empeñado en hacerse ver tranquilo y calmado.

No quería que nadie notará su euforia o su entusiasmo, se sentía como un adolescente nuevamente, hasta cierto punto, mientras se enjabonaba la cabeza e ignoraba sus heridas se sintió abundante en nostalgia, recordaba ese sentimiento, era una especie de felicidad mezclada con miedo, como cuando escapaba de casa y de la vista de su padre para ir a ensayar las líneas de aquellas obras que nunca interpretó o cuando se escondía para dibujar, escribir y vivir.

Era un sentimiento que le recorría todo el cuerpo, lo ponía de buen humor y le hacía querer ponerse sus mejores ropas, encerrando todos sus problemas en el armario.

Ser tan feliz lo tenía al borde del miedo, 

cada vez que él encontraba un motivo para ser feliz

el karma se cobraba las suyas y se lo arrebataba de las manos.

Ese día el no quería empeñar uno de los días más importantes de su vida a estar asustado y paranoico, quería disfrutar cada segundo de lo que pasará en las siguientes horas.

 Quería tener fe ciega y contarle al abuelo

sin embargo él ya no recordaba como llamar la fe

y el abuelo había muerto mucho tiempo atrás.

Sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal al ritmo de las gotas desde su nuca hasta su cabeza, estaba tan ensimismado en sus emociones que apenas se había secado el cuerpo cuando salió del baño.

—¿Por que sales así del baño?—lo regañó West y este la miro al instante sintiendo como su corazón y sus mejillas se calentaban—te vas a enfermar—se quejó—.

Esta estaba acostada en la cama con un libro entre las manos y el cabello húmedo cayendo en cascada por el borde de la cama, ya se había bañado, ahora usaba un conjunto de ropa negra, sus pantalones, su camisa y su suéter eran de color negro a excepción de su abrigo azul que parecía más morado que azul y sus viejos converse azul agua.

Tom había insistido muchas veces en comprarle ropa nueva a West, las camisas que ella quisiera, los pantalones, vestidos o zapatos que quisiera, al final ella siempre se negaba, todos los días prefería usar una versión distinta de lo mismo. 

Destrúyeme: La Caída Del Imperio Holland [Tom Holland y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora