Capítulo 37

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El hermano perdido al otro lado del mar

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Monterrey, NLDiciembre 27

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Monterrey, NL
Diciembre 27

La piel me apestaba a alcohol etílico y ya podía sentir mis partes maltratadas hincharse y tomar independencia de mis sentidos, con media parte del cuerpo entumecido, jamás había podido imaginar lo bien que recordaba el camino a la casa del castaño, considerando la manera en la que lo trate Jupe debió haber hecho un gran esfuerzo para no cerrarme la puerta en la cara dejándome a mi suerte.

Como haría cualquiera al ver al que le rompió el corazón pararse enfrente de su casa con el cabello cortado a gajos y la cara reventada a golpes.

Cualquiera lo suficiente malicioso

fuerte
y con suficiente amor propio me habría mandado al carajo

Jupe ese día demostró ser nada de eso

Juró que intenté pararme por mi cuenta, quise hacer mis brazos reaccionar sin embargo todo se sentía extremadamente caliente, sintiendo como la sangre corría por mis venas y se me agolpaba en la nuca.

—Sam— lo escuchaba llamarme de vez en cuando, su voz era suya, no era grave, tampoco aguda, justo en el medio—.

El castaño me arrastró tanto como pudo por su pequeño piso, acostándome sobre su improvisada cama hecha de varias frazadas y dos almohadas cuyas fundas eran viejas y desalineaban en color y diseño—¿Qué hago?— se preguntó el castaño desesperado tres veces, caminando a mi alrededor, pasando sus manos sobre su cabello, dispersando su mechón rubio por todo su frente y su cabello conforme se frotaba.

Estaba desesperado, sumamente consumido por mi imagen, en su momento me hubiese gustado ser capaz de abrir los ojos, con la posibilidad abierta de pronunciar palabras o siquiera caminar, por el contrario me quedé allí, tumbado en el suelo, con los ojos entreabiertos.

—¿Quién te hizo esto Sam?— me preguntó después de estar siete minutos en shock, controlandose lo suficiente para sentarse a mi lado, en cuanto más cerca estaba de mi mis ojos más se cerraban—¿Quién se atrevió?—la ropa de Jupe olía a jabón para lavar platos—¿Puedes escucharme?—preguntó cálido colocando su mano en mi cabeza, tocando una herida abierta haciéndome soltar un espasmo—.

Entonces me obligue a abrir los ojos tanto como podía, Jupe me miraba como si sintiera que me iba a morir, aun que aun todavía no moría y tal vez faltaran un par de peleas perdidas más antes de tener tal placer de morir.

—Jupe— escupí su nombre provocando en el que se pusiera sobre sus rodillas, ahora indeciso entre tocarme los hombros o no—.

—Shhh, no hables, tranquilo, me aseguraré de que estés bien—dijo y parece que al final decidió no poner ni un solo dedo en mí— Iré a conseguirte ayuda, alguien que pueda curarte, por favor espera aquí—hizo énfasis en el "espera aquí"—.

Destrúyeme: La Caída Del Imperio Holland [Tom Holland y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora