Capítulo 38

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Desgarre

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—¿Qué se sabe de Julián?—preguntó, lápiz labial era más morado que rojo y había dejado parte de este impregnado en el cristal de su copa de vino—

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—¿Qué se sabe de Julián?—preguntó, lápiz labial era más morado que rojo y había dejado parte de este impregnado en el cristal de su copa de vino—.


—A estas alturas, en este precisó momento se esta matando a golpes con Thomas Stanley Holland— dijo el hombre y la mujer de labios purpuras sonrío—.

—¿Cuántos Holland quedan?— preguntó de nueva cuenta con sus profundos ojos cafés fijos en el liquido de su copa—.

—Tres, contando a Tom, quedan solamente dos de sus hermanos, Sam y Patrick—dijo nervioso al ver como la mujer le veía fijamente—.

El hombre grande y de apariencia temerosa se movió nervioso al ver a la mujer levantarse de la mesa, caminando cerca suyo para sentarse sobre un sofá rojo vino. 

—¿Por qué siguen vivos?— la mujer jugó con la copa entre sus manos, rozando solamente la comisura de sus labios con el frío cristal— Marhemberg— lo llamó, falta de paciencia—.

—Señorita Estefanía, Tom a dedicado una vida en proteger y esconder a sus hermanos, no es tan fácil llegar a ellos sin que Tom nos descubra—soltó nervioso—. 

Ella intento hacer una cuenta regresiva

Quería ver la sangre de los descendentes Holland correr por sus manos

2

Quería poseer el miedo de los hermanos 

3

Quería beber la sangre de Sam Holland en esa misma copa 

4

Quería la cabeza de Tom Holland como trofeo 

5

La paciencia se le había escapado, la mujer se levantó de golpe, soltando la copa con fuerza en el suelo, pedazos de cristal y de vino tinto salieron desperdigados por todo el suelo.

—Marhemberg— lo llamó nuevamente, el hombre de cabello negro se limitó a quedarse en su sitio, completamente erguido, tensándose cada vez más, quedándose helado cuando la mujer encerrando sus mejillas en un apretón con su mano derecha obligándole a verla— Me pregunto si le tienes más miedo a Holland— dijo en una sonrisa acercando su rostro al del hombre, hasta el punto que tubo sus labios cerca del oído del pelinegro—o a mí—. 

Completamente nervioso, este apenas fue capaz de parpadear cuando la castaña se separo de él dejando un beso en los labios del pelinegro.

—¿Qué hay de la chica?— se atrevió a preguntar cuando la castaña se alejo dejando solamente el olor fresco que desprendía su larga melena—.

—Ah, sí, la como se llame West— mencionó sin mucho interés, sin detener su pausado paso, llegando a su escritorio, sentándose detrás de este mientras cruzaba las piernas—.

—____ West Ferrer— la corrigió y se lamento al instante—.

—Úsala si te sirve para llegar a Holland, destruye tanto como tengas que el mundo que conoce, destruye a su gente, rómpele los huesos, lo que sea—.

—¿Qué pasa si ella no tiene nada que ver con lo que paso?— divago el hombre de no más de veinticinco años—Patrick era solo un bebé cuando todo paso, a la fecha es solo un niño ¿Él es culpable de algo que sucedió antes de que él siquiera existiera?—.

Él se acerco cauteloso al escritorio de la mujer, que lo miro sin expresión por un momento antes de girarse para ver al fondo de la habitación vacia.

—¿Eso significa que ya no hay reglas para lo que esta bien y lo que no esta bien? ¿La moral ha caducado ya?— preguntó en insistencia Marhemberg—. 

—Los Holland jamás han respetado las reglas del juego, si alguien rompió la alianza esa no fui yo—.

—Los Holland jamás han respetado las reglas del juego, si alguien rompió la alianza esa no fui yo—

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Destrúyeme: La Caída Del Imperio Holland [Tom Holland y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora