Capítulo 15

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-¡Un poco más a la derecha!- gritó la niña desde el suelo, envuelta en una serie navideña ordenandole al rubio que fuera preciso colocando la estrella al árbol de navidad lleno de esferas de colores y revoltijos entre luces doradas y de colores-

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-¡Un poco más a la derecha!- gritó la niña desde el suelo, envuelta en una serie navideña ordenandole al rubio que fuera preciso colocando la estrella al árbol de navidad lleno de esferas de colores y revoltijos entre luces doradas y de colores-. 

-¿Ahí mandona?- respondió Thomas aun sentado sobre mi espalda y mis hombros, inclinándose para acomodar la estrella tal y como la castaña la quería-.

-¡Perfecto! ¡Todo listo!- gritó emocionada antes de girar hasta subir de una salto al sillón aplaudiendo con emoción,  un acto que si bien le conocía a Keyslee...-. 

-Solo nos falta una cosa- dijo Thomas faltante de aire a la espera de que lo bajara antes de hacer su confesión-___- dijo al fin desanimado completamente abastecido de razón-. 

Desde que ___ se enteró que  Diciembre habia llegado y con el la navidad y al mismo paso el deseo de los niños por tener su propio árbol no había hecho más que alejarla, evitando la escena, escondida en la cocina, parecía que conforme con poder garabatear sobre las hojas blancas con la poca movilidad que su muñeca herida le permitía, parecía que le escribia notas largas, incluso cartas a alguien, que apenas acaba  de recitar y las leía fruncia el ceño mordiéndose  el inferior de los labios antes de abrir la hornilla quemando la esquina y el resto de la misma hasta que pudiera sentir el calor en la punta de sus dedos, entonces dejaba caer la carta a un plato de barro donde el fuego se iba junto con su carta tambien.

Lo sabía, porque aun con el traqueteo de dos niños emocionados, la podia escuchar aclarandose la garganta, encendiendo el fuego y dejando caer el papel ardiente sobre el recipiente. 

-Señor Tom ¿por que ___ no quiso adornar el árbol con nosotros?- preguntó Thomas tomando una noche buena rojiza de pétalos carmesí tan suaves como la seda, intentando encontrar el sitio perfecto para embonarla con el resto de la colorida decoración-.

-___ odia la navidad- repuso Matilde a su espalda tan desanimada como el infante, ambos tenían  una idea de la palabra "perder", pero no de la misma manera que __-. 

-Ella no...ella no odia la navidad- dije inseguro a lo que ambos niños clavaron la mirada sobre mi expectantes- simplemente a veces le cuesta respirar en ella-. 

-¿Es por lo de sus papás y su hermanito?- pregunto triste el rubio de sudadera verde intentando meter la flor en la fisura entre su yeso y su muñeca-. 

-Si- respondí a la espera de que en su silencio finito en la cocina no pudiera oírnos-.

-Ya ha pasado mucho tiempo de eso- teorizó Mati frunciendo la cara con pesar-. 

Ambos tan apegados, ambos tan encariñados como yo del ángel que los salvó, que les dolía, tanto como a mi no ser capaz de hacer nada por remediar su tristeza.

- No porque haya pasado mucho tiempo significa que dejará de doler o que se olvidara, las cosas que importan jamás pasan de largo...-. 

-No los deja ir, no es capaz de aceptar que se han ido y que sobre todo...no fue su culpa- dijo con certeza Matilde pero Thomas ni siquiera se molestó en girarse para verla o en buscar un nuevo hogar para su flor-. 

Destrúyeme: La Caída Del Imperio Holland [Tom Holland y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora