Capítulo 12

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Mis piernas estaban completamente dormidas a la par que mi hombro entumecido comenzaba a tomar fuerza de nuevo

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Mis piernas estaban completamente dormidas a la par que mi hombro entumecido comenzaba a tomar fuerza de nuevo. 

-Tom- lo llame por instinto, como tantas veces antes, buscando su presencia en cada cosa, encontrandolo en todo sin estar ahí-. 

Estaba acostada a oscuras sobre el sillón de su estudio con su saco y un par de mantas extra, todas completamente suyas con su tan definido aroma donde me hubiera fundido varias horas más escondiendome del exterior de no ser porque afuera el sol ya se habia extinguido dando paso a la noche, haciéndome ver que había dormido todo el día.

-¡Empuja Thomas, empuja!- la voz de Matilde resonó fuera del estudio, apenas siendo capaz de despabilarme por completo del sueño-. 

-Mati- la llame levantando mi cabeza aun con el cuello del saco de Tom cubriendome la nariz para verla empujar una caja de plástico verde fuerte de un extremo con Thomas tirando del otro lado-. 

-Permítanme- reconocí la voz de Tom al instante antes de que llegara con ambos niños cojeando para tomar la caja entre los brazos y caminar lejos de mi área de visión- ¿doradas o de colores?-. 

¿Qué?

-De las dos, al fin y al cabo son colores- asintió Matilde perdiéndose lejos de mi campo de visión dejando atrás a Thomas  pensativo cuyos chinos se había recorrido con una diadema de cuernos de reno-. 

Me levante presadumbrosa del sofá sintiendo el frío Decembrino abrazar de golpe mi piel,  a lo que tomé una de las mantas de Tom llevándola hasta mis hombros para salir de allí con la poca luz proveniente de afuera. 

-___- gritó emocionado  Thomas apenas me vio corriendo para abrazarme-dormilona, duermes como hipopótamo-.

-Tu duermes como foca parada y no te digo nada- lo culpe y este soltó una carcajada, a su espalda a varios metros atrás varias cajas de cartón y de plástico se encontraban distribuidas alrededor de la chimenea-Mati-. 

La infante estaba parada detrás de Tom, llevaba puesta una bufanda roja con Santa claus y renos impresos y un gorro de elfo verde con picos a cada lado simulando las orejas de elfo mal colocado donde los picos de las orejas falsas sobresalian sus orejas reales.

-___...que bueno que despiertas de tu invernacion...quería disculparme contigo- susurro la infante apenada, rascándose el dorso de las mano caminando hacia a mí hasta dejarme ver sus zapatos verdes de duende cuya campanita al final del espiral en la punta emitía sonido con cada paso que daba- la-a-la la la- divago varios instantes volteando ver a Tom cuyo suéter azul cielo estaba impregnado en brillantina, donde el castaño alzo las cejas asintiendo para animar a la castaña- la verdad te quería pedir disculpas...lo que hice no estuvo bien, no quise hacerte sentir mal, yo te quiero de aquí hasta al sol y ya se fue hasta México, a verdad, ¿Cómo te quedo el oclayo?- preguntó la niña delante mío recobrando su habitual confianza-.

Destrúyeme: La Caída Del Imperio Holland [Tom Holland y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora