Capítulo 87

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Desintegra: el Sol y la Luna ante el lobo solitario.

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¿Vivir mintiendo o morir de verdad?

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¿Vivir mintiendo o morir de verdad?

Conocía a Tom, me había empeñado en conocerlo de tantas maneras que al cerrar los ojos temía convertirme en él, 

lo conocía lívido y sonrojado, 

sedado y despierto, 

medio vivo y medio muerto,

lo vi postrado en una cama y triunfante en el trono del imperio de hierro oxidado y piedras preciosas que le arrebato los diamantes a Saturno, 

verlo hacía querer a la luna bajar por él.

Le había ocultado tanto que no guardaba en mí la opción del perdón, 

yo en mis posibilidades mortales era la  prueba viviente de porque un lobo siempre se mantiene solitario.  

—¿Qué es?—indagó el castaño y sus ojos me miraron suplicantes de verdad, como si él mismo destendiera una oportunidad  para que lo apuñalara entre pecho y espalda y este pudiera seguirme llamando "amor"—.

—Ayer me preguntaste sí tenía algún secreto—titubeé, no me había preparado para lo que vendría a continuación—.

—Lo recuerdo ¿Qué ocurre?—preguntó sin apartar su mirada herida de mi rostro—.

Los secretos que le guardaba se me amotinaron en la boca como el agua en una presa, si guardaba cualquiera de ellos más tiempo terminaría por desbordarme; reuní todo el valor que tenía para hablar suplicando que el resultado no fuera tan malo como imaginaba, quería creer que esta vez podría contener lo que fuera que desatará las guerras en el castaño, calmarlo y buscar una solución a su lado.

¿Pero no era su hermano el que había sido herido y cuyo paradero era desconocido?

Lo supe desde hace un tiempo y no le dije nada.

¿Con que descaro lo vería a la cara tras de ello?

—Tom— Harrison entró a la cabaña sin llamar a la puerta interrumpiendo la conversación, la confesión, con una prisa y efusividad desmesurada—El barón Beker esta al teléfono, quiere hablar contigo—informó el rubio, tenía un traje en color café con detalles sutiles en cuadros negros, una camisa blanca similar a la azúcar morena, el cabello peinado hacía atrás y un teléfono entre las manos—.

La mirada del rubio se enfocó en mí unos instantes y después regreso su atención a Tom, tendiéndole el teléfono para que este tomará la llamada.

—Que Azura venga, tengo que hablar con ella—le dijo a Harrison antes de tomar el móvil, entre sus manos para iniciar una conversación en otro idioma de camino a la habitación de camas triples en búsqueda de un poco de privacidad—.

Destrúyeme: La Caída Del Imperio Holland [Tom Holland y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora