Capítulo 15

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Primer mes de embarazo.

- ¿Que es lo que tiene Mihrimah? - preguntó el sultán mustafa.

- No lo sé hermano, a estado estado gritándole a todos, está de mal humor incluso yo no me quiero acercar a ella - le respondió.

- ¿Es por su embarazo?

- No lo sé, no recuerdo que halla pasado por esto con alguno de mis hermanos - dijo dudosa la sultana del sol y la luna.

- Entonces ¿Por qué me llamaste?

- ¿Como que por qué? Tu eres el papá, querías estar con mi madre en su embarazo ¿No? Bueno, está es una oportunidad de oro - el sultán la miro como si ella estuviera loca - no me mires así hermano, eres el responsable de que ella esté con esos humores, tu la embarzaste, tú lidia con sus cambios de humor - dijo la sultana.

- Dijiste que estarías con ella - se quejó él sultán

- Y lo estaré, pero este es un trabajo perfecto para el padre - dijo la sultana con una sonrisa - quizás te ayude a crear algún vínculo con tu bebé - trato de persuadirlo.

- Mihrimah - el sultán la llamo y ella lo miro - no se nada sobre bebés, pero se que ese bebé aún no puede ni oírme - le dijo serio.

- Oh vamos, no puedo oírte, pero si sentirme hermano, así que ve y lidia con el humor de mi madre, cuando vuelva a estar de buen humor me llamas - dijo y se fue de esa habitación.

El sultán estaba planteando la idea de irse también y dejar que la mujer embarazada se calmara, pero su hermana tenía razón, el había querido estar en el embarazo de su mujer y esto era parte de, así que iría valientemente junto con su mujer.

- Hurrem - la llamó suavemente y la mujer volteo rápidamente su cabeza en dirección al sultán con una mirada molesta, el sultán tragó saliva - ¿Q-quieres ir a dar un paseo? - preguntó nervioso sin saber que decir, la mujer se quedó callada por unos minutos, eso hizo que el sultán se pusiera más nervioso aún.

- ¿Tu también crees que soy insoportable? - preguntó la mujer con voz molesta.

- No, claro que no, quiero ir a pasear contigo por qué hace mucho que no lo hacemos - sonrió nervioso, si pensaba que estaba insoportable, pero no sé atrevía a decirlo.

- Está bien - sonrió la mujer cambiando completamente su humor - vallamos a dar un paseo en el jardín - dijo con la sonrisa aún en su cara.

El sultán logro lidiar por esa vez con el humor de su mujer y esperaba poder lidiar siempre con ese humor.

Segundo mes de embarazo.

Ahora el problema era otro, el sultán recordaba claramente que el primer mes de embarazo su sultana había estado de mal humor y constantemente tenía que salir con ella al jardín y dar un paseo, pero ahora ella estaba muy feliz, el problema era que al estar feliz estaba demasiado activa, quería correr en los jardines y eso podría ser peligroso para su estado.

- Solo quería ir al jardín mustafa, no puedes prohibirme ir a dar un paseo - se quejó la sultana Hurrem con un tierno puchero en sus labios.

El sultán no sabía ni como, ni cuando había aprendido hacer esos hermosos pucheros, pero si sabía una cosa, cada vez que Hurrem quería conseguir algo que él no quisiera ella utilizaba esos pucheros para convencerlo, pero esta vez tenía que ser fuerte, se trataba de la salud de su mujer y su hijo, no podía tomarlo a la ligera, así que con toda su fuerza de voluntad miro hacia otro lado.

- Hurrem, cada vez que sales comienzas a correr y eso es peligroso para tu salud y la de nuestro bebé - dijo aún mirando a otro lado.

- Eso es mentira, se perfectamente lo que es bueno para mi bebé y para mí, mi bebé quiere que vallamos a dar un paseo, así que déjame salir - dijo la mujer intentado parecer molesta, pero solo se veía más tierna.

- Hurrem, no puedes correr, si quieres salir solo irás a caminar, puede ser peligroso la misma doctora te lo dijo - la regaño el sultán.

- Mi bebé quiere dar un paseo - volvió a decir la sultana con voz infantil.

Bien, aceptaba que está Hurrem no era nada parecida a la que él conocía, pero realmente no le molestaba para nada está Hurrem, a él le encantaban y amaba todas las versiones de su mujer.

- Irás conmigo, pero si comienzas a correr te traeré al palacio y no volverás a salir - le advirtió el sultán.

- Está bien - dijo la sultana de mala gana, ella quería salir a correr y no la dejaban.

El sultán veía desde una distancia prudente como la hermosa mujer agarraba y olía las flores con extremada delicadeza, como si tuviera miedo de lastimar alguna rosa, esa vista era la más hermosa que había visto hasta hoy.

Tercer mes de embarazo.

En una de las habitaciones del palacio de Topkapi en Estambul se encontraba una sultana comiendo aves, la cuestión era que la cantidad de comida era demasiada para cualquier persona que la viera.

- Sultana Hurrem ¿No cree que eso es demasiado? - le pregunto una de sus criadas de confianza.

La sultana la miro un tiempo.

- Mihrimah está comiendo conmigo - la criada soltó una pequeña risa, era cierto que la sultana Mihrimah se encontraba con ellas, pero la sultana no estaba comiendo junto con su madre por qué ella ya había comido - ¿Que puedo hacer? El hijo del sultán me hace tener demasiada hambre y mi bebé no quiere otra cosa que no sea aves - se quejó la sultana.

- Madre nadie dijo nada, solo que si continúas consumiendo esa cantidad, no habrá ni una sola ave en todo el imperio - dijo con algo de burla la sultana Mihrimah.

- No es mi culpa, mi bebé quiere comer aves ¿Quién soy yo para negarme a lo que mi bebé quiere? - se quejó la sultana.

- Atención, el sultán mustafa está aquí - anuncio un aga y la criada rápidamente se paró para hacer una reverencia, pero la sultana Hurrem y Mihrimah no se pararon hacer una reverencia, la sultana Hurrem estaba demasiado ocupada comiendo y la sultana Mihrimah está extrañamente interesada en ver la cantidad de comida que podía comer su madre embarazada se preguntaba si había comido igual cuando estuvo embarazada de ella.

- Mis dos hermosas Sultanas - dijo el sultán y saco de su distracción a ambas Sultanas.

- Su majestad - dijo la sultana Mihrimah como saludo, pero aún seguia sentada y sultana Hurrem lo ignoro olímpicamente, su comida era más importante en estos momentos.

- ¿No es mucho lo que comes Hurrem? - preguntó el sultán algo dudoso, la sultana lo miro mal.

- ¿Por qué? ¿Piensas que como mucho? - dijo la sultana con un tono de voz ligeramente molesta.

- No para nada, debe ser por tu embarazo - dijo el sultán tratando de cambiar de tema por qué sabía que su sultana se enojaría si seguian hablando de ese tema

- Si no quieres verme comer, puedes irte mustafa - dijo la sultana antes de volver a comer.

El sultán no respondió, pero se quedó viendo a su mujer comer, incluso cuando está comiendo se vía tan hermosa, su vientre aún no estaba muy grande, solo tenía una leve hinchazón que la hacia ver tierna, estaba contento de poder pasar el embarazo de su sultana juntos.

Algo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora